Partida #047 "Bodas en Galvan"

Después de casi dos semanas de lucha con los trasgos, los personajes regresaron a la ciudad de Galvan a ultimar los planes de sus bodas. Les esperaban unos días de banquetes, cenas, regalos y descanso en los últimos días del invierno antes de que, con la primavera, llegase la guerra. Pasaron unas jornadas tranquilas de preparativos antes de la unión de Sire Pierre y Lady Caroline. Lo único que enturbió el ambiente, en cierto modo, fue la oposición del Gremio del Oro de la ciudad a realizar cualquier joya para el caballero Pierre, debido a que les había estropeado los planes de su expedición a las montañas del sur, a la puerta guardada por el gigante Onuk. Esto obligó a que el propio Sire Pierre se fuese al castillo de Monfort (donde reside su antiguo enemigo Hugh de Monfort y Lyz deVrie) a pedir ayuda para conseguir unos anillos. Al día siguiente todo estaba listo.

La boda la ofició el paladín Sire Jerome Lanley, por la parte de Heironeuss, y Onyss, por la parte de Pelor. Entre los regalos de boda destacó el del Senescal, que nombró señores de la fortaleza de Heimkoll a los recién casados. El señorío de Heimkoll posee un gran castillo y prósperas tierras.

Dos días después fue la boda de Onyss y de Sire Morgan. El caballero, el día anterior, fue por todas las posadas de la ciudad y dejó pagada comida y bebida gratis para ese día de festejos, lo que convirtió su boda en una gran celebración popular a la que se unieron muchos plebeyos de los señoríos cercanos a la ciudad. La boda la ofició Oriana por la parte de Pelor y el clérigo Angus, que vino -como había prometido- a servir a Sire Morgan en sus tierras. El señor de Winford, Lord Absalon, padre de Onyss -que había llegado del sur para asistir a la boda de su hija-, les regaló mil vecinos de la ciudad que enviaría como colonos a las tierras de Gridge. El Rey les regaló unos estandartes de batalla.

Al día siguiente fueron Onaris y Oriana los que dieron una gran sorpresa anunciando sus nupcias. Días antes Oriana había aceptado la petición del Rey. 

Los prisioneros elfos, incluida la reina, se mantuvieron en todo momento aparte de los festejos.

El día 25, tres días antes del Año Nuevo, el Rey Onaris contrajo matrimonio con Lady Oriana. Se celebró una gran fiesta en la ciudad y hubo numerosos regalos, entre ellos unos anillos mágicos que Lidia estuvo fabricando para los novios.

Sin embargo los tiempos de felicidad y paz duraron poco. Al día siguiente el Rey, junto con los magos Syrius y Willem, además de un grupo de caballeros comandados por Sire Geoffrey, partieron al norte para reunirse con las tropas de la casa Lanley. Los personajes tampoco demoraron su partida hacia las tierras de los Manni, a pesar del mal tiempo salieron el día 26 y pasaron Año Nuevo en el monasterio de St. Juberly. El día 3 pasaron por las cercanías de la destruida ciudad de Yok. Por la noche, en las cercanías de Bosquegrande, Grass escuchó un sonido lejano de algo grande caminando entre los árboles...

Rumores en Galvan: dicen los agricultores de la comarca que será un buen año de cosecha, se han avistado golondrinas encima del Bastión dos días antes de Año Nuevo...

Reino de Eria


Partida #046 "El bosque de los trasgos"

La tranquilidad y el reposo esperados en Galvan terminaron antes de comenzar. Al día siguiente de la vuelta de los personajes de Stonhill y la Sima de los Orcos, cuando en el Bastión todo eran preparativos nupciales y planes para el verano, el Rey Onaris se reunió con Sire Pierre y Sire Morgan y les hizo partícipes de sus planes: ha anunciado que la 2ª Coronación será el día 14 del siguiente mes, el primer mes del año y de la primavera, y se ha encargado de que los espías auvernios que hay en el Reino se enteren bien de la noticia. De esta manera planea que, al menos en las primeras semanas de la primavera, un ataque rápido a uno de los castillos auvernios del sur del reino les pille desprevenidos. El monarca se ausentará de su propia coronación para dirigir personalmente el ataque. Para ello está, poco a poco, enviando tropas de manera discreta a la destruida villa de Ankell, donde se está reuniendo un ejército acantonado en secreto que, posteriormente, se unirá a las fuerzas de la casa Lanley en Warvik.

Conociendo estos planes, los personajes decidieron adelantar las fechas de sus respectivas bodas -la del paladín Sire Pierre con Catherine deVrie y la de Sire Morgan con la sacerdotisa Onyss-. El Rey sugirió a Sire Morgan que el par de semanas que quedaban hasta sus bodas no los desperdiciasen descansando: el bosque de los trasgos albergaba una severa amenaza para todos los campesinos de la región y, como Señor de Gridge, le correspondía parte de la responsabilidad sobre esas tierras. Puso a su disposición la Compañía de Cazadores, capitaneada por el gardio Zen, que estaría acantonada en las ruinas de Rochade, limpiando el camino de bandidos.

Entretanto, el resto de los personajes ocuparon su tiempo con asuntos personales. Sire Morgan envió un mensajero a Gurkingham para pedir al clérigo Angus que viaje a Galvan a oficiar su boda; Lidia conoció a Lopo, uno de los más prestigiosos mercaderes, cambistas y escribanos de la ciudad de Galvan, con el que posiblemente hará grandes tratos en los tiempos futuros. Oriana estuvo ayudando el la Catedral Blanca de Pelor y hablando con su hermana.

El Rey desveló a Sire Pierre su preocupación por la falta de heredero en el Reino de Eria. El paladín le sugirió que desposase a Lady Oriana, que proviene de una de las Casas nobles de Eria y, además, es adoradora de Pelor y por lo tanto mucho más aceptada por la plebe que las rígidas creencias de Onaris -que es adorador de Gah, el Dios de la Justicia-. El Rey vaciló y la siguiente noche hizo varios y desafortunados intentos de hablar con Lady Oriana... finalmente consiguió preguntarle a la joven si estaría interesada en él (el Rey tiene el doble de años que ella, a pesar de su buen estado físico es una diferencia notable que, dicho sea de paso, suele importar poco en los matrimonios nobiliares). Ella se fue de viaje sin darle una respuesta.

La tarde del día 4 llegó a la ciudad de Galvan un caballero del norte, de la propia Auvernia. Habiendo oído que el Rey de Eria había regresado, abandonó sus tierras -fue desterrado del Reino- y viajó hasta la ciudad para jurarle fidelidad. Se llama Sire Fedric. El Rey, contento con ello, pidió a los personajes que lo llevasen con ellos en su viaje al norte, a las tierras de los Manni.

El vides día 5 del mes Mortus los personajes, junto con André (la escudera de Sire Morgan) y los tres sirvientes de Heironeuss (Michel, Risz y Donau), partieron a Rochade para encontrarse con la Compañía de Cazadores. En esos días las nevadas estaban empezando a ser menos severas así que les llevó menos tiempo llegar del que habían pensado. En el camino se encontraron a varios bandidos colgados, claros signos del trabajo de la Compañía comandada por el gardio.

Los encontraron acampados en las ruinas del castillo de Rochade. Descubrieron que con los cazadores se habían enrolado varios conocidos de los personajes, entre ellos Linda, una exploradora gnoling que había acompañado a Sire Pierre a Unterkell, casi dos años atrás, y Lucas, un antiguo sargento del Senescal. Zen habló con los personajes y planearon atacar el bosque de los trasgos desde el noroeste, aunque se sabía que los goblins poseían algunas atalayas de aviso y sería mejor neutralizarlas para caer por sorpresa sobre la guarida donde pasaban el invierno en el centro del bosque. La Compañía de Cazadores tenía provisiones limitadas en la Rochade, se cargaron con lo justo para tres o cuatro días y, la mañana del día 6 -el Día de Todos los Muertos- se pusieron en marcha. Tras avanzar todo el día hicieron noche a unas millas del bosque, sin armar ningún fuego para pasar desapercibidos.

El día 7, temprano, Zen, Grass, Lidia, Sire Pierre y Lady Oriana se adentraron en el bosque para deshacerse sigilosamente de la primera de las atalayas de los trasgos. Sire Morgan se quedó al mando de los cazadores. El plan no resultó muy bien, los trasgos eran demasiados y encima tenían huargos, así que no se consiguió que no diesen la alarma.

A pesar del plan fallido los personajes decidieron internarse en el bosque. Habían hecho un prisionero -un goblin llamado Goruh- que, traicionando a los suyos, les condujo hasta el corazón del bosque con toda rapidez. Antes de caer la tarde, en pleno bosque nevado, encontraron un fortín trasgo donde las tropas de los humanoides hibernaban preparándose para los ataques del verano. Aunque habían sido alertados por el sonido de los cuernos de la atalaya quizás no contaban con un ataque tan rápido. Se produjo una gran batalla entre los numerosos trasgos (que se contaban por cientos, casi dos mil entre arqueros trasgos, exploradores, chamanes, esclavos osgos y huargos) y la Compañía de Cazadores, (que contaba con casi cuatrocientos hombres, con dos tercios de ellos arqueros o exploradores y el resto compuesto por infantería ligera y zapadores). Los Cazadores tomaron la fortaleza trasga con presteza, ayudados por la magia de Lidia y Oriana y la enorme habilidad militar de Zen. Cuando se puso el sol cientos de cadáveres de goblins se amontonaban en una gran pira en el centro del bosque. Entre los hombres apenas cayeron una docena.

Los siguientes nueve días fueron menos duros pero más tediosos. Se dedicaron a perseguir por el bosque a los trasgos que habían huido de la batalla. Aún quedaban grupos de reducido tamaño poco peligrosos por doquier y uno a uno los fueron rastreando y aniquilando, en las cuevas, en los refugios junto al arrollo y en las zonas de bosque bajo donde permanecían ocultos. En esos días, aprovechando la cercanía, Sire Morgan envió un mensaje al señor de la cercana villa de Ox, Lord Alfred, para informarle de lo acontecido en las tierras cercanas a su señorío. Además dio una paga extra de una pieza de oro a cada hombre de la Compañía de Cazadores por el buen ánimo demostrado en la batalla.

Tras esos días duros de guerra, los personajes regresaron a Galvan. Llegaron la noche del martes 16, tres días antes de la boda de Sire Pierre. Lady Caroline ya había regresado a la ciudad de Galvan puesto que su pendón ondea junto a la bandera del Rey y del Senescal en la alta asta de la Torre del Ángel.

Rumores en la Compañía de Cazadores: Linda les contó a los personajes unos rumores del sur que le contó uno de los hombres, al parecer estaba en Dulot cuando el paladín Lord Conrad fue capturado por los orcos, jura que vio como uno de sus caballeros le traicionó en una escaramuza junto al río Rojo // al parecer muchos nobles van a acudir a Galvan con objeto de la coronación del Rey Onaris, Zen ha creído apropiado mantener a la Compañía lejos de la ciudad en esas fechas, no es bueno tentar a la suerte.  

Compañía de Cazadores


Partida #045 "La Sima de los Orcos"

Los aventureros tardaron tres días en explorar la Sima de los Orcos y tratar de desvelar sus misterios. En ella no sólo encontraron un gran tesoro sino también antiguos peligros: en tiempo de los Siete Reyes de Eria unos orcos huyeron con un gran tesoro robado y se escondieron en las montañas en unas grutas horadadas en la roca de la montaña. Sin embargo se encontraron allí con algún viejo mal, el demonio Tanaar y su hermano (de nombre desconocido) que habían llegado a este mundo para devastar el reino de los hombres. Sin embargo, antes de perecer en la Sima, los orcos -adoradores de Assur- consiguieron encerrar al demonio y dejarlo apresado por los siglos de los siglos. Para conseguir esto usaron la presencia de unos diablos menores a modo de captores. De hecho, los diablos encadenados (o Kitons, como días más tarde les llamó Willem) casi acaban con el grupo. Los personajes también se encontraron con Tanaar, que trató de huir de la Sima aunque no lo consiguió. Tampoco le funcionó su intentó de pacto.

Cargados de oro, gemas y objetos antiguos, los personajes regresaron a Stonhill. Llegaron a la ciudad enana el día 25 de Invierno y asistieron a un banquete del conde Gorlon de Stonhill, al que obsequiaron un hacha mágica que pertenecía a los numerosos tesoros de la Sima. Tras descansar una jornada en la cidad, regresaron a Galvan. El retorno a la ciudad del Senescal fue duro debido a las fuertes nevadas y no llegaron hasta el mércades 3 del mes siguiente, Mortus, último mes del año 3452.

En Galvan todavía reside el Rey Onaris que ha iniciado sus planes de reconstrucción del Reino. Se reunió con los personajes y les hizo partícipes de sus planes de guerra contra Auvernia: un grupo de caballeros erios viajarán al norte, a las tierras de los Mil Lagos, para acaudillar a los clanes de los Manni de la región y usarlos en la guerra contra los auvernios en el norte de modo que cuando Onaris y los ejércitos feudales de Eria ataquen por el sur, las fuerzas de Auvernia se encuentren divididas.

Los personajes se disponen a pasar las últimas semanas del invierno en la ciudad de Galvan, descansando de viajes y preparándose para el largo año que les espera. Del tesoro que trajeron de la Sima el mago Willem se quedón con un tercio (era la cantidad negociada) y pagaron el diezmo real -una de cada diez monedas-.

 

Rumores en Stonhill: Se rumorea que Sire Pierre y Sire Morgan han saqueado la Sima de los Orcos y que ya no queda nada de valor allí.

Rumores en Galvan: En estos días aún llegan bandidos y criminales que se quieren acoger al Indulto Regio. El Rey ha formado una Compañía de Cazadores en la que alista a todos los bandidos bajo las órdenes del renegado gardio llamado Zen, al que ha nombrado Capitán de la compañía. En unos días, la Compañía de Cazadores se acantonará en la fortaleza abandonada de Rochade y se encargarán de reabrir el camino al norte. // La Segunda Coronación de Onaris será celebrada el segundo dóminus del mes Primo Ero (el mes siguiente), primer mes del año e inicio de la primavera en Eria. // 

Condado de Stonhill


Partida #044 "El gigante"

Llegaron a la ciudad de Stonhill el sabbat día 13 del mes Invierno, casi en la mitad de la estación invernal. La ciudad de Stonhill es un feudo con mayoría de población enana, muy bien defendida pero hostigada por la población de gigantes que mora en la montañas al norte desde hace unas décadas. Este año y los dos anteriores se habían visto castigados por uno especialmente cruel. El conde de Stonhill, un enano llamado Sire Gorlon Stonhill, les recibió en la fortaleza de la ciudad. Algunos de los personajes habían oído hablar de las aguas termales de la ciudad, que mantienen calientes los muros del castillo incluso en los peores inviernos. La propia ciudad se encuentra bien amurallada y defendida con máquinas de guerra.

Salieron de la ciudad y se adentraron en las montañas. Las tierras altas de monte son duras y avanzar en ellas es lento, por lo que no fueron al ritmo que esperaban. A los dos días, se encontraron con el gigante.

Hubo un gran combate en la ladera de la montaña con el gigante al que dieron muerte. Afortunadamente no sufrieron ninguna baja a pesar de la ferocidad del monstruo. Algunos de los personajes estaban malheridos así que decidieron retroceder y regresar a la ciudad de Stonhill. El día 17 cruzaban las puertas de la ciudad y se montó un tremendo escándalo de festejo cuando se corrió la voz de la muerte del gigante. El conde Gorlon y sus vasallos se mostraron muy contentos por la gesta de los personajes, el gigante llevaba muchos meses asolando la región.

Descansaron un día entero en la ciudad y partieron de nuevo el día 18. Volvieron a ascender por las montañas siguiendo las indicaciones que Willem les había dado para encontrar la Sima de los Orcos, que estaba oculta en un cierre de las montañas, cerca de un abismo. Hicieron noche en una torre que daba a un puente que atraviesa un abismo y, la mañana del día 21 de Invierno, entraron en la Sima.

Rumores en Stonhill: se rumorea que el Rey Onaris ha traído consigo a numerosos prisioneros elfos del Reino de Myth y que el conde ha enviado un mensajero para que sean retenidos en la propia Stonhill. 

Condado de Stonhill


Partida #043 "Viaje al Norte"

Tras meses de aventuras y viajes, los personajes pudieron disfrutar de unos días de tranquilidad en la ciudad de Galvan. La mañana del vides 26 se realizó una misa en la Catedral Blanca de Pelor y se resucitó a Oriana y esa misma tarde se realizó una ceremonia en la que se coronó a Onaris como Rey de Eria. Se decretó una semana de festejos en todo el reino, a pesar del invierno. La primera orden real fue la promulgación de un Indulto Real: a todos aquellos que soliciten el perdón regio por sus delitos les será concedido una indulgencia en los casos menores y una pena leve en los casos mayores.  

A lo largo de esos días invernales de banquetes y descanso, los personajes tuvieron tiempo para solucionar algunos asuntos personales. Se acordó el compromiso oficial entre Sire Pierre y Lady Catherine deVrie, así como entre la Suma Sacerdotisa Onyss y el Señor Sire Morgan. Aparte de eso, Willem, recién nombrado Mago de la Casa Real de Eria, les habló de un antiguo lugar, la Sima de los Orcos, al norte, donde según los escritos se oculta un gran tesoro. Los personajes empezaron a planear un viaje.

Entretanto, Sire Pierre averiguó que un antiguo secreto se oculta bajo los cimientos del Monasterio de la Roca, oculto en una trampilla. El propio paladín Sire Jerome le habló de esto. Pierre aprovechó, de paso, para estropear los planes del Maestre enano Nicolaa de Bracton, que está tratando de reunir a un gran grupo de mercenarios para investigar la puerta vigilada cerca de Unterkell por el gigante Onuk.

Entró el mes de Invierno. Hicieron preparativos hasta el sabbat 6, día en el que partieron de Galvan. Antes de eso, Sire Morgan había aceptado a André deVrie como escudera. También les acompañan en el viaje tres devotos de Heironeus, sirvientes del monasterio, Risz, Donau y Michel.

Sin embargo, el día antes de irse, apareció Sire Tancredo en la ciudad. Venía acompañado de un gran número de hombres y del propio Lester Ochodedos, un mago de temido renombre. Acudieron a Galvan para acogerse al Indulto Real, y así fue. Como los crímenes de ambos eran de índole mayor, a Tancredo le fue retirado el título de caballero y tuvieron que jurar fidelidad al Rey Onaris. El monarca les envió al Sur, a servir temporalmente bajo las órdenes de Sire Anselmo de Wark en la frontera con los orcos de Unterkell. 

El invierno es muy duro en Eria, las grandes nevadas hicieron que tardasen dos días en llegar a Gridge, el feudo de Sire Morgan. Dos días después pararon en Ox, y el día 11 en Angly, donde el señor del lugar, Tanis Gweford, un viejo conocido de los personajes, ni siquiera bajó a cenar con ellos en el salón del castillo. 

Reino de Eria
Casa Vanir


Partida #042 "Regreso a casa"

Salieron del bosque de Myth el día 4 del mes de Otoño. Llevaban consigo unos 200 jinetes armados, de los cuales un cuarto eran caballeros. Además, llevaban un buen número de mulas de carga y cuatro carretas, la Reina de los elfos prisionera y unos 50 rehenes elfos. La marcha era necesariamente lenta y, según pasaban los días, se hacía más duro el cabalgar por culpa del frío. Las estepas de Kan suelen tener vientos helados en esas épocas del año, son duras para los jinetes que no están acostumbrados al frío de la estepa.

Avanzando día tras día en las llanuras, llegaron a las inmediaciones de la ciudad druna de Dartarit, cerca de un paso en el río hacia el norte. Allí tuvieron que solucionar algunos problemas con las bandas de jinetes drunos que, al parecer, se encontraban guerreando entre si. Les dio la impresión de que había dos bandos, los drunos asentados en la cercanía de la ciudad de Dartarit, liderados por un tal Ykor -con el que fueron a parlamentar Sire Pierre y Grass-, y otro grupo de número indeterminado de drunos sureños -que fueron directamente al campamento de los erios a hablar con Onaris, se hacían llamar Lulai y Samah, tenían aspecto de exploradores-. Los erios tuvieron a bien no meterse en las peleas locales de los drunos y continuaron su camino al este lo más rápido que pudieron.

Les llevó varias semanas atravesar Kan de oeste a este. El último día del Otoño, el día 28, llegaron a la Ciudadela, primer emplazamiento de los hombres de Eria.

A pesar de haber llegado al Reino, el viaje no se hizo menos duro pues día tras día las inclemencias del tiempo eran peores. Ahora ya nevaba a diario y empezaron a perder algunas monturas -se morían de frío-. Pararon en diversas plazas del Reino, en el Castillo Negro -donde Onaris conoció a Ernest Galhad, el patriarca de la Casa Galhad-, Gurkingham -donde Helenna Gweford les recibió con un gran banquete y, además, descansaron dos jornadas-, para finalmente llegar a la ciudad de Galvan el día 25 del mes décimo, más de un año después de haber salido de la ciudad en busca del Rey.

En la ciudad todo fueron reencuentros. Sire Morgan volvió a ver a su prometida, Onyss, y Sire Pierre a la suya, Lady Caroline deVrie. A Onaris le fueron presentados el propio Senescal, Guy deVrie, y todos los miembros de la pequeña Corte del Reino de Eria: Willem, el mago anciano, el Tesorero enano Nicolaa, aparte del ya conocido Sire Geoffrey, Primer Caballero del Reino.

El paladín por fin pudo regresar a sus aposentos del Monasterio de la Roca, donde encontró las cosas como las había dejado: el paladín Jerome Lanley estaba al mando y se mostró solícito con las peticiones de Sire Pierre -Onaris le había pedido que acomodase las celdas del monasterio para albergar a los rehenes elfos-. Sire Pierre recordó una vieja trampilla que había encontrado en una de las habitaciones de la torre del monasterio, que el difunto Sire Marti usaba como despacho. Al preguntarle, Jerome se mostró nervioso y reacio a contestar, mencionó algo acerca de un antiguo secreto que no ha de ser desvelado...

La Suma Sacerdotisa, entretanto, se había encerrado en la Catedral con el cadáver de Lady Orianna. Preparó un complejo ritual de resurreción 

Rumores del Reino de Eria: Se dice que el Rey regresa al Reino de Eria acompañado por Sire Pierre, Sire Morgan, la hermana de la Suma Sacerdotisa de Pelor y el fantasma del gnoling Grass, que regresó a la vida para ayudar a encontrar al Rey Onaris. // Lord Dulot, paladín de Heironeuss y poseedor de la segunda y última espada sagrada, fue hecho prisionero por los orcos de Unterkell hace unos meses y llevado al sur. Se sabe que no ha muerto. // El Senescal ha sufrido algunos achaques de vejez y se encuentra en cama durante esos meses de otoño. // Escaramuzas varias entre algunos vasallos de los Lanley, en Warvik, y algunos auvernios que trataron de atacar algunas villas erias en el norte del Reino // El gardio llamado Zen que reside en la ciudad de Galvan ha regalado su armadura de batalla a la hija de la Maga del Senescal // La Maga del Senescal ha muerto buscando al Rey, junto con un paladín de Heironeuss, quizás el propio Sire Pierre. 

Reino de Eria
Casa Vanir


Partida #041 "La traición de los elfos"

La llegada al Reino de Myth no fue exactamente como los personajes o el propio Onaris esperaban. Pese a todo, el heredero, que a lo largo del viaje había demostrado franco interés por aprender los asuntos de su futuro Reino, demostró ser un político precavido. Teniendo en cuenta lo que había leído acerca del reino de los elfos, pensó que podría ser peligroso confiar del todo en ellos, y justo antes de llegar a la Corte pidió al gnoling Grass que, en el río, se tirara del barco sin que nadie se diese cuenta, y estuviese atento a lo que pasaba luego en la corte de los elfos, espiando desde lejos o lo que hiciese falta.

No estuvo de más el gesto de Onaris. En cuanto llegaron a Isla Lago, fueron hechos prisioneros por una multitud de soldados elfos, por órdenes de la Reina Iolandah de Myth, y a manos del renombrado Príncipe Yewan, uno de los grandes caballeros del reino élfico, conocido ya desde los viejos tiempos de las guerras con los hombres de Eria.

Fueron conducidos a las mazmorras. Para su sorpresa, encontraron allí también prisioneros a un numeroso grupo de caballeros y soldados feudales de Eria, que, comandados por el propio Sire Geoffrey de Mowbray, se habían internado en los Reinos de Kan para proteger al heredero en su llegada a las costas del continente. Se habían enterado de la llegada gracias a unos mensajes divinos que Oriana y su hermana Onyss (la Suma Sacerdotisa del dios Pelor) se habían intercambiado. También en esta breve correspondencia se habían enterado en Eria de la muerte de la maga Clara. Con el grupo de soldados -casi todos vasallos de la Casa deVrie- también había venido Lidia, la joven hija de la difunta Clara. Según contaron, habían llegado una semana antes y habían sido hechos prisioneros por los elfos, al verse superados en número en las cercanías del Bosque de Myth.

Pasaron un par de jornadas entre rejas sin saber qué sería de ellos, Onaris, sin embargo, aprovechó para hacerse con la moral de la tropa de erios, y para urdir un plan en el que el pequeño Grass tendría un gran papel: entraría por la noche en la ciudad y les ayudaría a escapar. Una vez sueltos, capturarían a la Reina Iolandah y las tornas cambiarían.

La noche del día 25 de Octubro, con las dos lunas crecientes, el pequeño Grass llegó nadando a la Isla Lago, ayudado por un tronco. Escaló los muros de la muralla a pesar del frío que le atería las manos (por el agua), y cruzó la ciudad de los elfos por sus calles vacías en la brisa nocturna. Escaló también las murallas del Palacio de la Reina, y después de buscar en algunas de sus estancias, encontró una de las troneras de aire que daban a las mazmorras donde el resto de personajes se encontraban prisioneros. Sin embargo, un gran inconveniente surgió a última hora: Lady Oriana necesitada su medallón sagrado para poder realizar un milagro divino que ablandase las rejas de la tronera y los permitiese salir...

Grass, en medio de la noche, tuvo que buscar por las habitaciones y estancias del castillo en busca de la Sala de Armas, donde se suelen guardar los objetos de los reos y trofeos de guerra. Tras mucho buscar, la encontró en el lado norte del palacio. A pesar de sus problemas para acceder -la armería estaba cerrada con llave- finalmente consiguió hacerse con el medallón y, en última instancia, liberar a los presos.

Antes de que nadie se percatase de la fuga de algunos de los prisioneros, estos se habían adueñado de la armería, donde se armaron de nuevo y recapturaron sus armaduras. Poco después alguien vio a los fugados y la alarma en el castillo fue general: demasiado tarde, en pocos minutos el grupo de erios había reducido a gran parte de la guarnición élfica y capturado a la Reina. A pesar de que el golpe de mano les salió bien, en él murió la clériga lady Oriana, hermana de la prometida de Sire Morgan. La clériga murió a manos del Príncipe Yewan, que finalmente se rindió al paladín Sire Pierre -Sire Geoffrey casi le mata una vez hecho prisionero-.

En pocas horas el castillo estaba completamente controlado por los hombres de Onaris. A pesar del éxito las caras de los personajes no estaban muy radiantes, a causa de la muerte de Oriana. La Reina Élfica y la hija de Clara, Lidia, tuvieron también un leve roce.

Controlado todo, Onaris decidió llevarse un nutrido grupo de rehenes elfos, para asegurarse la salida del Reino de Myth, entre los que se contaba la propia Reina. Prohibió el saqueo de la Corte y al día siguiente, después de recuperar los caballos de los hombres que lideraba Sire Geoffrey y añadir a estos un buen número capturado en las caballerizas de los elfos -así como varias carretas y víveres para la travesía por Kan-, la numerosa tropa de humanos partió por el camino del este, tras cruzar el lago en barcazas de los elfos. Onaris encargó la seguridad de la Reina al propio Sire Pierre, y encabezó la marcha hacia el Reino de Eria.

Rumores del Reino de Eria: Se dice que el Rey regresa al Reino de Eria acompañado por Sire Pierre, Sire Morgan, la hermana de la Suma Sacerdotisa de Pelor y el fantasma del gnoling Grass, que regresó a la vida para ayudar a encontrar al Rey Onaris. // Lord Dulot, paladín de Heironeuss y poseedor de la segunda y última espada sagrada, fue hecho prisionero por los orcos de Unterkell hace unos meses y llevado al sur. Se sabe que no ha muerto. // El Senescal ha sufrido algunos achaques de vejez y se encuentra en cama durante esos meses de otoño. // Escaramuzas varias entre algunos vasallos de los Lanley, en Warvik, y algunos auvernios que trataron de atacar algunas villas erias en el norte del Reino // El gardio llamado Zen que reside en la ciudad de Galvan ha regalado su armadura de batalla a la hija de la Maga del Senescal // La Maga del Senescal ha muerto buscando al Rey, junto con un paladín de Heironeuss, quizás el propio Sire Pierre. 

Reino élfico de Myth


Partida #040 "En la Montaña de los Trasgos"

Antes de continuar, los personajes contaron a Onaris el cometido de su misión. El general, sorprendido por las noticias que le traían, les dijo que no podía dejar pasar la oportunidad de acabar con el Beholder. No le quedaba otra que entrar e intentar matarlo. Ya que no había opción, los personajes se decidieron a acompañarlo hasta el final. 

Onaris, Barabás y Sire Walter (que tras tres salas se retiró), junto a todo el grupo de personajes, fueron asaltando sala por sala, torre por torre, todo el flanco de la fortaleza subterránea. Lucharon con infinidad de trasgos, un troll, ogros e incluso un inmenso troll gigante. Sortearon algunas trampas y cayeron en una que casi los aniquila (unas lanzas ocultas en el techo de una de las torres). Ayudados por la magia divina de Barabás y Oriana, y por la magia arcana de Clara, llegaron al corazón de los subterráneos.

Allí encontraron al beholder. En el combate a muerte con la criatura perdió la vida la maga Clara, uno de los rayos del monstruo la desintegró. Grass y Oriana acabaron dormidos, Barabás despeñado por el abismo (no murió, pero casí), Onaris agonizando y sólo los dos caballeros Sire Pierre y Sire Morgan aguantaron en pie hasta el final. Finalmente derrotaron a la criatura.

Completamente trastornados por la muerte de la maga, salieron de los subterráneos. El plan del general pasaba por quemar las columnas de la zona controlada por la Legión y sellar la entrada. Para llevar a cabo este plan era vital matar al Beholder, puesto que con su mirada de desintegración podía abrirse camino en la roca... 

Horas más tarde, consiguieron sellar las entradas derrumbando los techos.

(...)

Una vez en el campamento, Oriana ofició un funeral para Clara, o lo que quedaba de ella que no era nada. Después de eso, Onaris habló con ellos: tendría que reflexionar esa noche acerca del mensaje que los personajes le habían traído (básicamente, que era el único heredero vivo de la casa real Vanir, del Reino de Eria).

Por la mañana del día 11 del mes Quinto, aceptó ante ellos las responsabilidades de su linaje. Decidieron partir hasta la ciudad de Akenar para poder volver lo antes posible al este. Se pusieron de viaje.

Más o menos les llevó un mes regresar a Akenar desde la Montaña de los Trasgos. Llegaron el día 9 del mes Estío. Una vez en la ciudad de Akenar, fueron recibidos por el Emperador Otto, que se alegró al ver de nuevo a su amigo Onaris -aunque no pudo más que lamentar la enorme pérdida que representa para el Imperio la marcha del otrora general-. El Emperador otorgó excepcionalmente ciertos regalos del propio Tesoro Imperial al grupo de personajes, en presente por haber llevado a la realidad el cumplimiento de la promesa de Sillevan. Recibieron una armadura mágica que había pertenecido al propio emperador Joam y con la que fue a las Cruzadas, hace varias décadas, el espadón Alma de Vilonia, de uno de los antiguos caballeros arcanos que participó en la Guerra de los Dos Siglos contra el Imperio Vilonio, y uno de los arcos mágicos que los elfos de Yvonesse regalaron al emperador San Dionis hace siglos, aparte de un tratado Sobre la sabiduría y la piedad, manuscrito por el ilustre Frai Guillermo, en Akenar. El propio Onaris recibió unas arcas de oro en presente por sus enormes servicios al Imperio.

Tras eso, zarparon en el Dragón Verde, que los había esperado varios meses en el puerto de Akenar.

El regreso en barco fue largo pero tranquilo, partieron el día 10 de Estío y bajaron desde el lago Aark por el río Dor al Mar de Sargos. El día 14 del mismo mes pasaron por la ciudad de Hanor y llegaron al mar. Atolón el día 22, Vilonia el 6 del mes Cosecha, y cruzaron el Gran Océano.

Avistaron el continente de Eria el día 19 del mes Octubro del año erio 3452 (el segundo mes de otoño), aunque no llegaron hasta la Corte de Isla Lago, el corazón del Reino élfico de Myth, hasta el día 22 de Octubro. Hacía unos once meses desde que habían salido de Galvan.

Imperio de Akenar


Partida #039 "Viaje por Akenar"

El Dragón Verde paró en el puerto de la ciudad santa de Nevesy el día 20 del mes Terzo, en la isla de Vilonia. A pesar de haber llegado al Imperio, ninguno de los viajeros bajó del barco para evitar cualquier problema. Decidieron, junto con Gael, que bordearían la costa de Arquitania y pasarían al norte de la isla de Atolón, a pesar del riesgo de encontrarse con alguna galera de orcos del Reino de Borundia. Los días siguientes navegaron por el Mar de Vain y, en efecto, al pasar por el estrecho cerca de la isla de Atolón, avistaron un navío enemigo. Sin embargo la galera élfica demostró que, bien dirigida, puede ser un barco al que es difícil dar caza. En unas horas de tensión consiguieron librarse del navío enemigo.

Entraron, en los días siguientes, a navegar por el Mar de Sargos, uno de los llamados Mares Tranquilos. Los vientos en el Mar de Sargos son mucho más amables y el mar mucho menos brava que en el Gran Océano. El día de Solsticio de Verano habían llegado a la ciudad arcana de Hanor, en la desembocadura del río Dor, que une el lago Aark con el Mar de Sargos. Sintiéndose más seguros cada vez que se adentraban en el Imperio, hicieron que la galera navegase por el profundo río, entre las provincias de Carcaigh y Arquitania. El dóminus día 7 del mes Verano llegaron a la ciudad de Akenar, después de varios meses de viaje. El Bastón del Rey, el objeto mágico que usaban para buscar al legítimo heredero, apuntaba al noroeste.

Desembarcaron en el puerto de la ciudad y se dirigieron al la fortaleza que defiende el puerto, presentándose como embajadores del Reino de Eria. Fueron bien recibidos por el sorprendido Longinus, el afamado general imperial de la I Legión, que generalmente se acantona en el castillo de San Antelmo, en el puerto de la ciudad. El general, como era normal, nunca había oído hablar del Reino de Eria, y envió un mensaje a la Fortaleza Negra -la Corte Imperial- para que recibiesen adecuadamente a los embajadores.

Más tarde, fueron conducidos por una guardia de la legión hasta la Fortaleza Negra. El propio Emperador los recibió al anochecer en el Salón del Trono.

El Emperador Otto, que lleva apenas un año en el trono, los recibió de una manera extremadamente informal. Hizo que los pocos miembros de la Cancillería Imperial que acudieron se retirasen (Estos son siete, el Tesorero, el Maestre, el Lector, el Rector, la Mano, el Cardinal y el Inquisidor, que se encargan respectivamente de la tesorería imperial, de los asuntos relacionados con temas arcanos mágicos o de conocimiento, de temas de Derecho Imperial, de asuntos civiles de orden menor, de cuestiones teológicas y de cuestiones de moral).

Una vez a solas les contó que, en cierto modo, ya les esperaba. Cuando el profeta Sillevan cruzó el Gran Océano con el primer rey de Akenar, Aldarion, fue porque éste había sufrido una traición en su reino, por parte de su madre y uno de los primos del rey. En aquel momento, hace más de diez siglos, Sillevan le prometió a Aldarion que su sangre regresaría un día a esas tierras, para retomar la Corona del Reino de Eria. Ese secreto, guardado por los monarcas de Akenar -que siglos después empezaron a usar el título imperial, tras la guerra con Vilonia-, pasó de uno a otro hasta el presente, Otto. Dado que el Emperador es el garante de la palabra de Gah en el Orbe, puso todo lo necesario al alcance de los personajes para que la misión de estos llegase a buen término: la Cancillería Imperial realizó varias cartas plomadas en las que se les otorgaba oro, caballos, una escolta de caballeros de la propia Guardia Imperial, comandados por uno de los paladines de la Orden de la Tabla, Sire William, uno de los más renombrados caballeros del Imperio.

Sin demoras, al día siguiente (el día 8 del mes Verano) los personajes partieron hacia el norte -donde apuntaba el Cetro del Rey-.

A lo largo de los siguientes días continuaron siguiendo la dirección que marcaba el objeto. Cruzaron en unas dos semanas el Gran Ducado de Atria, una de las provincias más grandes del Imperio, y pasaron por la ciudad de Tréveris y Norha. El último día del mes de Verano llegaron a la ciudad de Galadar, capital de la Provincia de Hemdaim, la más norteña de las posesiones del Imperio en la frontera con Svardia. Continuaron avanzando hacia el oeste hasta que, el día 10 del mes Quinto, llegaron a las cercanías de la Montaña de los Trasgos, donde habían oído que la Legión III y la Legión IX trataban de tomar una de las fortalezas que guarda las puertas del reino subterráneo de los goblins.

En el campamento de la legión, cercano a la fortaleza de la Puerta de Gorak, como la llaman los trasgos, comprobaron la situación de guerra en la que estaban las legiones, que apenas un día antes habían conseguido asaltar la Puerta y estaban tratando de tomar por completo la plaza. Los generales al mando de las legiones, el veterano Onaris y el joven Letto, se encontraban en el interior de la fortaleza. En el campamento estaba Barabás, un clérigo de Gah que los recibió afablemente y que estaba al mando de las tropas de la retaguardia.

Sire Pierre, Grass y Sire Morgan se fueron a la fortaleza a seguir la dirección del Cetro. Clara y Lady Oriana esperaron en el campamento. Los tres personajes llegaron hasta las murallas tomadas y vieron que la montaña albergaba en su interior una inmensa fortificación en la que estaba discurriendo una batalla entre las legiones del Imperio y los trasgos. Aparte de estar dispuestos a ayudar, buscaron entre la multitud al heredero.

Finalmente no hubo duda, el cetro señalaba a Onaris, General de la III Legión, el cuerpo de ejército más peligroso del Imperio de Akenar. Sin decirle nada, los personajes se presentaron al agitado general. Se enteraron entonces que las tropas del Imperio habían conseguido aislar a uno de los señores de la guerra de los trasgos en las dependencias subterráneas de la fortaleza, todo el ala oeste de la Puerta de Gorak. El general Letto se quedó al mando en la encrucijada que tenían tomada y Onaris se dispuso a, personalmente, hacer una entrada por los pasillos de la muralla exterior en busca del Señor de la Guerra, o mejor dicho del ser que estaba tras todo esto, al que llamaron El Beholder.

Al ver que los personajes no sólo le seguían, sino que estaban dispuestos a acompañarle en la peligrosa incursión, Onaris mandó llamar a Barabás, que estaba en el campamento, con el que vinieron Clara, Lady Oriana y otro caballero llamado Sire Walter. Entretanto, Onaris encontró la puerta que buscaba en una de las torres laterales.

Una vez estuvieron todos, asaltaron el torreón, donde les esperaba una gran cantidad de trasgos y un troll. Se produjo una refriega donde descubrieron que los trasgos resultaban mucho más duros de lo habitual por culpa de la presencia de unos extraños objetos sagrados.

Imperio de Akenar


Partida #038 "El Gran Océano"

Antes de llegar a la Isla de la Muerte el navío fue atacado por un enorme dragón tortuga. Hubo un grave riesgo de naufragio durante el combate que se produjo con la criatura, y murieron muchos de los elfos arqueros que formaban parte de la guarnición armada del Dragón Verde. La propia maga Clara estiuvo a punto de volver a perder la vida. Sin embargo, consiguieron repeler a la bestia. El barco, maltrecho, se dirigió a la isla para que los marineros reparasen los daños en el casco y en las velas que había producido el temible animal que escapó cuando vio su muerte cerca.

Aliviados por haberse salvado, fondearon en las cercanías de las playas de la Isla de la Muerte, de la que Clara tenía las siguientes noticias a partir de sus libros:

“El príncipe Aesir buscó un Altar Negro durante varios años, pues ese era el precio que el Dios Nerull le había puesto a su alma. En la biblioteca de la ciudad de Eriador, bajo los pesados muros del Templo de Pelor, encontró finalmente una referencia a una de estas viejas reliquias: el último de los Altares Negros que se conservaba estaba oculto en la Isla de la Muerte, en algún lugar en el interior del Templo de la diosa Wee Jas.
            Aesir no dudó en viajar hasta la isla, sorteando numerosos peligros, hasta encontrar las playas desiertas de este lugar perdido en aguas ignotas. En el templo dio muerte a varios de los sacerdotes de la diosa, pero no encontró por ninguna parte el Altar Negro. Cuando casi había desesperado se encontró por casualidad con una puerta tras uno de los espejos sagrados del templo, que le condujo al interior de unas grutas subterráneas donde había un lago de aguas brillantes y pálidas, que casi parecían leche. Allí encontró al Guardián, que estuvo a punto de acabar con su vida.
             Finalmente se vio obligado a huir, gravemente herido. Regresó en el navío de su padre y la fortuna se le torció, pues días después naufragó y perecieron todos sus vasallos en el hundimiento, frente a las costas de Icia. Entonces se rindió.” (De las Crónicas del Reino Viejo, escrito por Maese Willem de Eriador)

Altar Negro: también llamados naresiith en gardio, objetos de aspecto desconocido sobre los que el héroe Îon dio muerte a los primeros avatares del dios Nerull. Fueron destruidos o perdidos, aunque hay algunas citas acerca de los mismos y en el Libro de las Reliquias aparece mencionado que un mago erio poseía fragmentos de uno de ellos. (Vademécum Arcano, escrito por el archimago Mordenkainen)

Desembarcaron en esta isla el día 5 del mes Florae, siete días después de haber partido de Ryga. Permanecieron poco tiempo en la isla, apenas un día mientras los marineros reparaban el barco. En el ataque del dragón marino habían muerto uno de los navegantes elfos y diez de los arqueros, por lo que se hizo una ceremonia en la playa para despedir sus almas, en honor a Corelion Larethian.

En la isla los personajes fueron al templo de Wee Jas, situado sobre un gran peñón y al que no se les permitió entrar. El capitán elfo trocó comida por agua a los monjes y, la tarde del día 6, partieron de allí, no sin que antes el pequeño Grass curiosease por los bosques de pinos de la isla y viese por la noche unas extrañas manchas -como de sangre- en la arena de la playa -quizás del dragón marino malherido, quien sabe-, aparte de la siniestra entrada a lo que quizás fuese una trampa de los monjes para aventureros ávidos de tesoros (una especie de entrada de dungeon adornada con calaveras).

El Dragón Verde siguió su ruta hacia la isla de Akgard. Navegaron con buen tiempo durante más de quince días seguidos, hasta que el día 21 de Florae, después de bordear la costa sur de la Isla del Fuego, entraron en el puerto de Amon Dur. Esta ciudad posee un impresionante puerto militar cobijado entre arrecifes de rocas volcánicas, muy peligrosas para los navíos que se aproximen sin conocer bien las corrientes. Cuando entraron en el puerto pudieron ver que se estaba armando una gran flota de guerra, cargando víveres y enseres de asedio por doquier, así como una cantidad ingente de tropas orcas.

Hicieron noche en el propio barco, mientras el capitán y los contramaestres fueron al puerto a pagar el impuesto de atraque y comprar agua para la travesía. Todo pareció ir bien hasta que se enteraron de que uno de los inspectores del puerto había requerido echar un vistazo al barco antes de dar el permiso de salida entre las grandes torres pétreas de la entrada.

[puerto de Amon Dur]

El inspector resultó ser un gardio, llamado Nâr, que vino con una guardia de tres orcos a inspeccionar la carga del navío. Hizo una comprobación rutinaria pero le llamó la atención la belleza de Lady Orianna. De hecho incluso forzó la situación para poder hablar con ella en privado, le dio un anillo de plata y le ofreció quedarse en la isla de Akgard con él... pero ella le rechazó. Aunque quedó visiblemente contrariado, les dejó marchar.

Salieron de la Isla del Fuego a mediodía del día 22 de Florae. Les esperaba una larga navegación de varias semanas cruzando el Gran Océano.

Avistaron tierra el día 18 del mes siguiente, Terzo, en una de las semanas más oscuras del año, Luna nueva, Seluna nueva. Se trataba de la isla de Elion Laek, que en vilonio significa "Isla donde nace el Sol", la punta de tierra más oriental del archipiélago de Vilonia, en el Imperio de Akenar.

Imperio de Akenar


Partida #037 "La Secta Blanca"

Lady Oriana se encargó de llevar a cabo la resurrección de la maga. Clara volvió a la vida cuando el sol estaba en pleno mediodía, el día 26 de Primo Ero del año 452 IV, después de estar muerta cuatro días.

No tuvieron mucho tiempo de hablar, cuando Sire Pierre bajó a avisar al clérigo de Pelor de que todo había salido bien, se encontró con algo bien distinto a lo que esperaba: alguien le había asesinado apenas un minuto antes, en la sala de ofrendas del zigurat, y había robado la espada del hechicero, Invierno. Los personajes se movieron con rapidez, en breve Grass estaba buscando indicios que le contasen lo que había sucedido... le pareció que del templo habían salido dos personas, un hombre y una mujer. Pese a que el zigurat de Pelor se eleva sobre los tejados de la mayor parte de las casas de la ciudad de Ryga, desde lo alto no veían nada extraño; eso hasta que uno de los personajes, Grass, avistó una figura embozada en ropajes blancos que doblaba una esquina, en un grupo alejado de casas de un barrio pegado a la plaza del zigurat. Sire Pierre, Sire Morgan y Grass corrieron hacia allí y gracias al gnoling consiguieron ver que la figura se metía en una casa, que rodearon antes de que Sire Morgan entrase para registrarla. Pero dentro no había nadie. Mientras tanto, Clara bajó del Zigurat para intentar ayudar (aunque tras volver a la vida no recordaba ningún hechizo). Lady Oriana, que se había quedado sola en el Zigurat en la sala de ofrendas, limpiando el cadáver del clérigo de Pelor, descubrió con violencia que uno de los encapuchados de la Secta Blanca -de la que dijo ser- se había quedado atrás para transmitirle una amenaza: si no daban la espada por perdida, irían matando a los personajes uno a uno. Para que le quedase clara la amenaza la había herido, con anterioridad, casi de muerte.

No tuvo demasiada suerte el acólito de la Secta Blanca. Al salir de la sala, desde muy lejos (varios cientos de pies), el pequeño Grass lo vio y le disparó dos flechas certeras que resultaron mortales. Los personajes regresaron corriendo al Zigurat para ver qué pasaba... casi por casualidad acabaron viendo a otro de los sectarios que se había disfrazado de villano meco y hacía que huía hacia el castillo. Así se inició una persecución implacable que acabó por dividir el grupo, por un lado fueron Sire Pierre y Clara, que encontraron cerca del mercado lo que parecía un refugio secreto de la secta (en el que casi perecen por culpa de una trampa mortal). Por otro, Lady Oriana obró un hechizo para descubrir el paradero de la robada espada, y, acompañada por Grass, SireMorgan y varios guardias de la ciudad, siguió su intuición que le llevó a cruzar el río, el mercado chico de la ciudad hasta la Puerta de Kan, donde se encontraron al ladrón, saliendo justamente de un pasadizo secreto por el que había huído. Le dieron muere y recuperaron la espada robada, Invierno.

Tras estos desagradables incidentes Sire Pierre y Grass se fueron con rapidez a la herrería, y estuvieron el tiempo necesario para llevar a término la destrucción de la espada Invierno. Como el grupo, y el propio capitán élfico -Yohnel Gael- vieron que la misión podía peligrar si continuaban en la ciudad, tomaron la decisión apresurada de salir del puerto con el barco, para evitar cualquier intento de sabotaje en la nave.

Así pues, al final de la tarde del día 26, salieron de las tierras del Reino de Myth rumbo al sur.

En el barco tomaron la decisión de seguir la ruta de Akgard hacia Vilonia, en vez de la otra posibilidad, que era seguir por las Islas de la Hechicería hasta Sigia y luego costear Ala'i hacia el norte. También pensaron que sería mejor evitar los principados de Kohpai y Yut Sih, ambos bajo el poder de Akgard, e ir mar adentro, rumbo a la Isla de la Muerte.

Pero un peligro les esperaba en las profundas aguas del Mar de las Islas.

Reino Élfico de Myth


Partida #036 "El Sátrapa"

Leyhla y el caballero elfo que la acompañaba condujeron a los personajes hasta Isla Lago, la Corte del Reino de Myth. El camino les llevó más de una jornada por lo que tuvieron que hacer noche en un castro élfico. Tras caminar todo el día siguiente por una senda oculta, llegaron al anochecer al lago. Cruzaron en barca.

Una vez en Isla Lago se hospedaron -de eso se enteraron más tarde- en la casa de Gael, uno de los elfos del Gremio de Navegantes, hermano de Lyon, el farero que habían encontrado apenas un par de días antes. Durmieron allí sin temores y, a la mañana siguiente, Clara se decidió a obrar un hechizo que, por fin, devolviese a la vida a la estatua del petrificado Grass, que llevaba muchos meses convertido a piedra por culpa de un basilisco que -junto a Sir Pierre- habían combatido en las montañas del sur de Eria. Y funcionó, lo que trajo a la vida al pequeño gnoling, al que tuvieron que poner al tanto de las aventuras en las que andaban metidos ahora, lo cual le dejó algo confuso.

Por la mañana -una vez lavados- fueron convocados -esto ya incluía a Grass- a una audiencia con su Majestad, la Reina de Myth, en la Casa de Navegantes. Una vez allí tuvieron el encuentro con la Reina Iolandah, que aclaró ciertos asuntos acerca de los antiguos derechos del Reino de Eria sobre las tierras de Myth (el paladín Sire Pierre dio su palabra de honor al respecto de conseguir una audiencia del retornado monarca -si es que regresa- en la mismísima Corte élfica). Una vez aclarado ese asunto, pasaron a negociar -no ya con la Reina, sino con el Maestre del Gremio de Navegantes, llamado Ylai- las cuestiones más concretas del viaje que necesitaban realizar los personajes cruzando el Gran Océano. El asunto estaba mal, fletar un barco capaz de navegar en alta mar, aprovisionarlo y pagar a una tripulación capaz de hacer el viaje de ida y vuelta, tenía un costo aproximado de 25.000 monedas de oro erias. Los personajes sólo contaban con la quinta parte de esa cantidad. Se pensó, pues, en el patrocinio real.

La Reina Iolanda perdió a su hijo, el príncipe Sioman, en el año 340 IV, más de un siglo atrás. El Príncipe murió a manos del Sátrapa Orut, uno de los lugartenientes de Amón, un gran hechicero y señor de la guerra de los ejércitos norteños de Akgard. Días después de su ejecución ambos reinos firmaron un tratado de paz que continúa vigente, lo cual impidió a los elfos intentar venganza alguna -en contra de las mismísimas enseñanzas de Corelion Laretian, la principal deidad élfica, que promueve la venganza y prohíbe el olvido- contra el Sátrapa orco. Pasados los años, la Reina no olvidó la afrenta y vio ahora la oportunidad de cobrarse su deuda de sangre: el grupo de personajes -ninguno de ellos de sangre élfica- vengaría a Siomán sin vincular en modo alguno la gesta a la Casa Real de Myth. A cambio de esto, la Reina pagaría el resto de los costes de la travesía marítima de los personajes.

Aceptaron.

A la mañana siguiente partieron de Isla Lago con un grupo de elfos que viajaron al sur con ellos. En varios días pasaron por Monteval, por la ciudad de Savall que está horadada en el talud de las montañas desde la cima de las cuales Grass divisó -muy a lo lejos al noroeste- el mar; también pasaron por Ygal y, saliendo del bosque y a través de una deteriorada calzada de tiempos del Reino de Eria, llegaron hasta Sanya donde tomaron unas barcas y bajaron por el río Cerrado hasta la próspera y variopinta ciudad de Ryga, una plaza dominada por los elfos pero con gran parte de la población formada por hombres drunos y mecos del sur (una raza apenas conocida por los erios o los manni). Llegaron a Ryga el martes día 16 del mes Primo Ero. La idea es que partirían al día siguiente a bordo de un barco costero -de humanos, que no supiesen nada de los planes de los personajes- hasta la desembocadura del río Pardo. Y -tras unas pequeñas visitas al peligroso mercado de la ciudad y al templo de Pelor- así fue. Navegaron costeando -el patrón del barco era un meco llamado Andreass- y desembarcaron en el lado sur del río la mañana del día 18, jueves. Tardaron tres días en evitar, por el norte, las Colinas de los Lobos, y al anochecer del dóminus día 20, llegaron a las cercanías de la fortaleza de Orut Krai, que en orco significa Torreón de Orut.   

Hicieron noche escondidos cerca y asaltaron la torre al amanecer. Habían oído varias historias acerca de los formidables poderes del Sátrapa Orut y de su espada mágica, Invierno. Entre otras cosas se sabía que era el responsable de la muerte del anterior poseedor de la espada Tormenta, Sire Waldal, en una batalla sucedida hace años a orillas del Lago, al sur de Eria. También se decía que en la torre podía haber un Golem de Batalla, una de las temibles armas de combate que usan los ejércitos de Akgard en sus guerras. Y por último se rumoreaba que el Sátrapa se rodeaba de una elite de guerreros orcos, distinguidos y fieros combatientes. Todos estos rumores resultaron ciertos.

Sin embargo eso no fue suficiente para detener a los personajes. En el asalto a la torre -que resultó muy sangriento-, y que casi podría llamarse batalla, perdieron la vida el pícaro Harald -liberado en Layr hacía poco-, y la maga Clara, que tuvo un exceso de confianza que le salió bien caro. A pesar de las lamentables pérdidas consiguieron acabar con el Sátrapa y parte de sus feroces tropas.

Tras la gesta, los personajes escaparon de la torre llevando consigo los cadáveres de los compañeros.

Volvieron a cruzar las Colinas de los Lobos temiendo una persecución de los orcos, que no se produjo. Tomaron el barco que les esperaba en la desembocadura y regresaron a Ryga, donde llegaron el vides día 26. Esa misma mañana Sire Pierre y Oriana fueron a tratar de conseguir un diamante de gran valor, para intentar recuperar el alma de la maga de entre los muertos, quizás con un milagro de Pelor. Tras preguntar en varios sitios, acabaron acudiendo al templo de Atros, donde les recibió un meco llamado Iogar, Sumo Sacerdote de Atros, Dios del mar, del dinero y del comercio. En las negociaciones, les trocó un arma mágica -el hacha del jefe manni Sigmund, que la había perdido junto con la vida en un duelo con Sire Morgan- por el mencionado diamante. Entretanto, la espada Invierno se quedaba custodiada en el templo de Pelor para ser destruida tras la resurrección de Clara.

Los personajes, en las estancias superiores del templo de Pelor, procedieron a iniciar los rituales sagrados. 

Entretanto, en el puerto les esperaba el barco élfico Dragón Verde, capitaneado por Gael, elfo que al parecer ha realizado la travesía en tres ocasiones. La nave estaba lista para zarpar cuando quedaban sólo dos días para que acabase el primer mes de primavera. Pronto la Luna estará en cuarto menguante y Seluna -la menor- volverá a estar llena. 

Rumores en Ryga: hay muchos piratas este año, animados por el buen clima y por el incipiente comercio de esclavos con las lejanas tierras de Carthag, al sur del Mar de las Islas. Aparte de eso se rumorea entre los drunos llegados de Kan que han aparecido unas misteriosas ruinas en las cercanías de Jedian, hay algunos grupos de aventureros que están atreviéndose a ir a explorarlas. De estos grupos no ha regresado ninguno salvo un explorador que volvió cargado con un saco de gemas de extraña factura y se negó a hablar de lo que allí vió.

Gran Reino de Akgard


Partida #035 "Los manni de Layr"

Tras ser atacados por los elfos, estuvieron un rato recomponiendo el grupo y repartiendo los enseres que habían sobrevivido al fuego para poder transportarlos. La biblioteca de Clara, en unos arcones metálicos de gran peso, fueron cargados sobre la única montura que les quedaba con vida, el caballo de Sire Pierre.

Salieron de allí y se dirigieron al sur. A un par de millas, junto al mar, habían divisado una fortaleza de factura humana, cinco torres de piedra, una de ellas de homenaje. En una cala cercana a la propia fortaleza tuvieron un primer encuentro con los manni, que reclamaron al prisionero elfo. Estuvo cerca de acabar todo en pelea, pero finalmente se pudo evitar. Hizo acto de presencia un clérigo bárbaro llamado Ingvi, que les condujo al interior del fuerte.

Dentro de Layr los personajes comprobaron cómo los bárbaros, tras haber tomado la plaza, vivían en las peores condiciones de inmundicia y desgana. Asediados por las partidas de exploradores élficos apenas podían salir a cazar o forrajear por la región. Además, eran una gran cantidad, casi dos centenares de hombres. Los personajes descubrieron horrorizados que los manni practican el canibalismo con los prisioneros elfos como algo normal.

La presencia de las dos mujeres fue motivo de pelea. El jefe bárbaro Sigmund y Sire Morgan se batieron en un duelo a muerte: si ganaba el bárbaro, Clara y Oriana serían para él. Si perdía -además de morir- liberarían al último prisionero que quedaba vivo de la antigua guarnición capturada dos años atrás. La lucha, por motivos de hospitalidad, se produjo fuera de las murallas de Layr. El combate fue rápido y certero, la cabeza de Sigmund pronto rodó por los suelos.

Los personajes pasaron en total dos noches en la fortaleza. Después de haberse hecho respetar con el combate singular, los manni no volvieron a meterse con ellos, ni siquiera Rozt, el nuevo líder. Sí hablaron en varias ocasiones con Ingvi, negociando con él para intentar que alguno de los barcos de los manni los llevase rumbo al oeste, entrando en el Gran Océano que oían batir tras los muros de la fortaleza. Aparte de eso, conocieron al prisionero recién liberado, un hombre de apariencia débil llamado Harald.

Al parecer los manni pretendían abandonar la plaza pero no contaban con barcos suficientes, los víveres escaseaban y el tiempo les apremiaba. Finalmente, Ingvi llegó a un trato con los personajes: ellos pagarían un weld o rescate a los elfos de treinta libras de oro para que dejasen marchar a los manni en paz, a cambio el propio Ingvi y veinte de los bárbaros les acompañarían hacia ese misterioso lugar al que querían llegar en el oeste. Los personajes acabaron por acceder. Entretanto, en los paseos por el castillo, Sire Morgan descubrió un antiguo escudo de la casa Vanir -la casa real eria- labrado en el dintel de la puerta de entrada. Ya al llegar habían visto todos otro símbolo, el de St. Cuthbert, en una de las torres. Según supieron el castillo pertenecía a unos hombres, vasallos de los elfos desde tiempos inmemoriables, que vigilaban la entrada del río Dorado, muy cercano al castillo.

Salieron de Layr la mañana del sabbat día 6 de Primo Ero, algunos pueblos manni sólo empiezan un viaje largo en un día sagrado, quizás por eso Ingvi no quiso salir el día anterior. Era la primera vez en la vida de los personajes que iban en barco, es probable que se mareasen bastante y les resultase raro. No pasó, de todos modos, desapercibida la especial suerte que tuvieron con los vientos ese día. El invierno poco a poco se iba desvaneciendo y aunque las mañanas son muy frías y los vientos gélidos, durante esos días el cielo ya se mostraba despejado. Algunos de los personajes estuvieron bien atentos de la nueva amistad de Ingvi con Harold, que no salió de la proa del barco en ningún momento.

Navegaron rumbo al sur e hicieron noche sin dejar de ver la costa en ningún momento. La mañana del día 7 avistaron una torre élfica en unos acantilados especialmente angostos. Tras deliberar un rato, decidieron navegar hasta una cala que habían dejado atrás y desembarcar en ella. Irían a pie hasta la torre para intentar encontrar un elfo con el que negociar el weld. Ingvi les dio tres días antes de darles por muertos.

Volver a pisar tierra firme fue un alivio para los mareados personajes. Los bosques élficos son frondosos y tupidos, pero cerca de la costa y bajo los pinos se puede caminar sin problemas bajo los árboles, incluso cabalgar -el único que aún cuenta con montura es Sire Pierre, su formidable caballo de paladín-. En una hora llegaron a la torre, que resultó ser un faro.

Encontraron el faro habitado. Tuvieron que aproximarse con gran cautela y temiendo peligros desconocidos, pero pronto descubrieron que sólo había un farero en el interior. El elfo, por su parte, también se mostró prudente con los personajes hasta que vio que entre ellos había mayoría de seguidores de dioses del bien. Se presentó como Lyon, e incluso les dejó pasar al faro, donde pudieron descansar. El farero envió una paloma mensajera para que acudiese algún caballero del señor de esas tierras, Lore Hym Oryel, que tuviese autoridad para negociar el susodicho weld.

Sin embargo, en la larga espera hasta el día siguiente, los personajes tuvieron bastante tiempo para hablar con Lyon, que al parecer pertenecía al Gremio de Navegantes -es un oficial de rango inferior, por eso es farero-, y trazar un nuevo plan. Teniendo en cuenta la enorme desconfianza que les transmitían los manni, pensaron que sería mejor hablar con algún navegante elfo que supiese bien cómo realizar el viaje. Se enteraron que, para realizar esa negociación sería necesario que viajasen a Isla Lago, donde está la Corte. Allí se encuentra el Gremio de Navegantes.

El lunes día 8 de Primo Ero llegaron unos caballeros élficos. De los tres, sólo habló una llamada Leyhla, que parecía estar al mando. Al principio no pareció entender el cambio de planes de los personajes -en el mensaje que les había llegado se mencionaba el asunto del weld y los manni-, pero olvidado el asunto del oro, accedió a acompañar a los personajes por el camino de poniente hasta Isla Lago.

Quizás ya a estas alturas los personajes percibieron que los elfos, a pesar de tener vasallos humanos o de otras razas -que seguramente consideren inferiores-, no se organizan por un sistema feudal (ideado por las viejas costumbres erias) sino por uno familiar, donde los distintos miembros de una familia se dedican a distintas tareas -la guerra, la caza, la recolección de frutos, la escritura- sin que dichas tareas otorguen un estado jurídico de preeminencia social -como sí sucede con los hombres, en el Reino de Eria aquel que es caballero es más que un siervo-. También se han dado cuenta de que los elfos no usan el dinero entre ellos, quizás por eso a veces tienen que conseguir oro -como era el caso- para poder usarlo en el trato con los mercaderes humanos de otras tierras, que -por supuesto- sí lo usan.

Rumores de los manni: se dice que en las islas norteñas de Ofyr y Saag, un hombre llamado Rak está tratando de unir a los manni bajo su espada. Muchos dicen que cura con las manos y que posee una guardia de hombres muertos que velan por él, día y noche. 

Rumores de los elfos: Layr mencionó que vio pasar un grupo de pájaros del mar, le dio la sensación de que será un año de clima amable.

Reino Élfico de Myth