Partida #1 "El Archimago"Corría el año 1081 DS y las tierras de Draak atravesaban tiempos difíciles tras la reciente caída del Imperio. Se escuchaban noticias desoladoras aquí y allá. La destrucción del Reino de Áquila por engendros del Caos, la peste que diezmaba Gladius, el dragón de Mérilon, los rumores acerca de la reciente caída de la ciudad élfica de Iliya a manos de las tropas del Rey Demonio Oonegith, que había bajado con un ejército desde el norte para atacar el reino de Yvonesse, así como numerosos vórtices del Caos aquí y allá, en Azken Muga, en Hutton, en Arhan, Phaelor, Echester, Yrmitana, Cartari... mucha gente estaba nerviosa porque los profetas decían que el Fin del Mundo podía estar cerca... los caminos habían dejado de ser seguros y ya nadie confiaba en nadie... fue en estos momentos difíciles cuando nuestros héroes empezaron sus aventuras; podría decirse que todo empezó un día como otro cualquiera, siendo 13 de Octubre, en la Torre del Dominio, en las cercanías de Kayholt, en las Montañas de Glades, un lugar solitario y yermo que había sido elegido por el Archimago Ranh Merion precisamente por eso, la mitad del año las nieves aislaban los valles y se cortaban los pasos montañosos, y al mismo tiempo muchos viajeros habían de pasar por allí porque en cientos de millas era el único camino que unía los reinos del norte, Lundor, Erk, las Tierras Alures, incluso el lejano Hemdaim o Svardia, con las tierras del sur, Irelia, Westerre y Carcaigh. Por lo tanto las noticias solían llegar a aquel lugar perdido de la mano de Gah, y no eran pocas ni infrecuentes las rarezas que se veían en aquel cruce de caminos. Fue allí pues donde se conocieron Enoch, acompañado de Diana de Targos, y los dos svardos Jon y Taulak, primos y viajeros llegados de las remotas tierras de los Ilotes, un pueblo svardo que vive al sur del legendario Bosque de las Nornas...El día 13 de Octubre, tras unos días en la Torre del Dominio, el Archimago Ranh Merion hizo llamar a Enoch Denfiere a la sus estancias privadas. Tenía una misión que encomendarle y muy malas noticias al respecto de su futuro en la Torre y de la propia Torre. Según le contó -y se probaría rápidamente como cierto- un ejército de criaturas del Caos había sido invocado en las inmediaciones de la Torre y se disponían a atacar aquella misma noche.El aprendiz debía salir con vida de allí y puso a su servicio a uno de sus Guardianes, un enano mudo llamado Ukka. Al parecer también pagó a un svardo llamado Jon para que ayudase al joven arcano y pidió a una vieja amiga del aprendiz, una paladina de Pelor llamada Diana de Targos, que le mantuviese vivo. Les dio pocas instrucciones salvo un mapa viejo de las catacumbas de la torre y instrucciones concretas de no portar nada mágico con ellos pues algunas criaturas del Caos pueden percibir con facilidad las auras mágicas, por lo que será más fácil que les detectasen en la huida. Tras eso, cuando estaba acompañado de sus Guardianes más famosos, Erike y Allanah, todos vieron una extraña luz en las estancias del Archimago y a través de ella un tenebroso hechicero con una túnica hecha de sombras.No hizo falta añadir mucho mas para que se apresurasen a salir de allí. La salida secreta estaba en el fondo de un pozo de uno de los muchísimos patios de la inmensa Torre del Dominio. Se dispusieron a bajar. |
El Archimago
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Partida #2 "Los subsuelos de la Torre del Dominio"Según bajaron por las escaleras que llevaban a los subsuelos, tuvieron que mirar el viejo pergamino con el mapa que el Archimago Ranh Merion les había dado para decidir una ruta según lo que les pareciese más seguro. Empezaron a encontrar estancias polvorientas en las que había algunos signos de paso bastante reciente aquí y allí, aparte de una inquietante nota firmada por el gran mago Tenser en la entrada que decía:
"Viejo lugar al que has llegado, amigo.
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Partida #3 "El aprendiz muerto"Después de cruzar los subterráneos y ser atacados por murciélagos, finalmente llegaron a la salida donde se veían unas escaleras y cierta claridad proveniente del cielo nocturno. Les había entrado mucha prisa por salir de allí puesto que habían escuchado ecos en las estancias que les hicieron pensar que alguien o algo había encontrado las catacumbas y que seguramente les estaban siguiendo. En la salida se encontraron una trampa mágica y una nota, de nuevo de Tenser, que decía:
"Mago, si intentas pasar, morirás.
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El Archimago
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Partida #4 "Llegada a Kayholt"Salieron de los subterráneos a unas ruinas abandonadas de unas casas montañesas junto al pequeño lago que estaba a los pies de la Torre del Dominio, pero no estaban solos. Se encontraron de frente con un trolloc, aunque ellos no habían visto eso en su vida y no sabían qué demonios era. El monstruo los atacó y entre todos consiguieron matarlo sin que destrozase a nadie, como suelen hacer. Tras eso les pareció prudente rodear el lago por el sur y continuar campo a través evitando la cercanía a la Torre puesto que no sabían hasta donde había criaturas del Caos. Así hicieron y se pasaron caminando gran parte del día. Fue entonces cuando la druida empezó a sentirse mal y al poco se dieron cuenta de que quizás uno de los cadáveres que habían examinado le había pasado el soplo, una enfermedad infecciosa mortal. Debía reposar con rapidez y tomar hierbas o medicinas alquímicas o moriría. Por suerte, Diana conocía bien los cuidados y estuvo pendiente de ella toda la jornada hasta que hicieron noche cerca de un cruce de caminos -donde había jaulas con esqueletos de malhechores condenados-.A la mañana siguiente se encontraron con tropas del conde de Kayholt que, alertadas por las terribles explosiones, se acercaban para ver qué había sucedido. Fue entonces cuando tuvieron un encontronazo con un tal Cardone, uno de los capitanes de los montañeses cuyas ideas sobre los magos básicamente pasaban por la hoguera. Enoch discutió airadamente y tuvieron que sacarlo de allí. Más tarde se cruzaron con más caballeros que iban en dirección a la torre. Tras eso, el mago decidió invocar unos caballos para sorpresa de todos, sobre todo de Taulak y de su lobo Drak. Así fue como llegaron con rapidez a Kayholt.La ciudad de Kayholt era conocida por su altísimo portazgo, nada más y nada menos que cinco monedas de plata que un enano de la guardia tuvo a bien cobrarles. En el último instante, la todavía enferma Taulak decidió no entrar en la ciudad y darse una vuelta por los alrededores para conocer un poco el entorno, pues no estaba acostumbrada a los lugares de alta montaña. Eran fríos, pero no era el mismo frío que las planicies de Svardia a las que ella y su lobo estaban acostumbrados. Las aguas de nieve de cimas altas, montículos de líquenes y musgo, los bosquejos de coníferas en las caras sur de las montañas, las rocas gastadas por los vientos cortantes, las aves de altura, las cabras lanudas, todavía la asombraban pues eran una cara de Ao que no había descubierto hasta hace poco. Hasta el anochecer se paseó por allí, hasta que volvió a sentirse mal y entró en la ciudad en busca de su primo y los demás. El lobo los encontró.El resto del grupo había pasado la tarde en la única posada del sitio, llamada el Montañés Errante, un gran caserón casi en el centro de la villa regentado por un tal Renato, que pronto trató de presentar a su hijo a la bella Diana. Pasaron allí la tarde, mientras Enoch empezaba a hacer amigos -o enemigos- entre los locales a través de los dados. En unas horas se sacó lo mismo que en una semana en Akenar, sin duda se trataba de una ciudad de gente pudiente. Entre los de allí conoció a un hombre llamado Deimos que decía ser mago, gordo y campechano, a todas luces más listo que los demás allí. Les preguntó si pasarían el invierno allí, puesto que estaban en Octubre y muy pronto los pasos estarían cerrados por las nieves invernales... dio a entender que estaba buscando a alguien que fuese al no muy lejano Monasterio del Lago a investigar qué había sucedido. Se decía que todos los clérigos habían desparecido de un día a otro e incluso escucharon en boca del posadero que un par de grupos de aventureros se habían acercado allí en busca de algún botín y no habían regresado.Sucedió que un extraño escudero confundió a Diana con otra persona. Al principio no pareció más que una tonta coincidencia pero pronto pareció que el tipo planeaba algo siniestro. Se hacía llamar Dâniel. La paladina, ayudada por el mago, sonsacó al escudero: al parecer había un plan para que un grupo de siervos del Caos entrasen en la ciudad por la noche para asaltar el monasterio y robar la reliquia de San Sebastus, el cráneo de un santo sillenita muy famoso en las montañas.Mientras Dâniel les contaba eso a los dos, Jon y Taulak se habían acercado a casa de Matilda y Jonás. Él era el curandero de la ciudad y al ver a la druida supo que ésta necesitaba cuidados para librarse del soplo o moriría. Se enteraron, de paso, que apenas tres años antes la ciudad había sido diezmada por una extraña peste que raras veces azota en lugares tan altos.Diana y Enoch fueron a buscarles. |
Kayholt
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Partida #5 "La apuesta con el Conde"Cuando Diana y Enoch
llegaron a casa de Jonás, el curandero, ya era bastante tarde. Tuvieron
que despertar a todos en la casa para avisar a Jon (que dormía en el
suelo de la sala) y Taulak de que los necesitaban. La druída, a pesar de
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Kayholt
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Partida #6 "La visita a las montañas"El resto del grupo socorrió al mago en las cercanías de la ciudad. Enoch quería, de todos modos, regresar a casa de Deimos a estudiar alguno de los libros de esa biblioteca, y puso tal empeño que finalmente los demás accedieron. Le acompañó Diana hasta la puerta oeste donde se encontraba la torre del supuesto mago. Entraron pagando el altísimo portazgo y en efecto el hombre les recibió contento. Pasaron allí la noche, aunque Enoch apenas pegó ojo puesto que no paró de leer.Al día siguiente se despidieron de Deimos que les dijo que esperaba volver a verlos. Jon, Taulak y el lobo les esperaban algo más al norte. Salieron entonces del camino con cierta prisa puesto que Deimos les había recordado que estaban en Octubre y que en pocas semanas llegarían las nevadas a las Montañas de Hades, lo cual seguramente cerraría los pasos hasta la primavera. Ya durante el día Taulak fue percibiendo la presencia de una manada de lobos en las lomas en la distancia y empezó a temerse lo que, de hecho, sucedió por la noche: fueron atacados por los lobos. Por suerte nadie murió salvo animales.Por la mañana fueron encontrados -más que al revés- por el joven Olaf, el hijo del curandero y su esposa. El jovenzuelo estaba en los huesos pero a pesar de su vida de hermitaño parecía gozar de buena salud. Sin embargo les contó una historia extraña y le pidió ayuda: hacía un tiempo que a veces veía una mujer paseando por los alrededores de una grieta entre las montañas, no muy lejos de allí. Fueron a mirar y el lugar era ciertamente extraño.Sin embargo se hacía tarde y decidieron descansar antes de ir a echar un vistazo. Olaf conocía una cueva cercana, y decidieron pasar allí la noche. Así fue como, horas más tarde, el svardo Jon, que hacía guardia en la entrada de la cueva, avistó una extraña luz en el hueco entre las montañas. Despertó a todos y fueron allí con cara de sueño, pero la luz ya no estaba y no había rastros.Por la mañana subieron todos por la gran pendiente. Para sorpresa del grupo, a medio camino encontraron el cadáver de un hombre con una armadura de mallas y aspecto de guerrero. El desgraciado tenía pinta de haberse despeñado. Consigo traía, además, una extraña bolsa de cuero que parecía nueva. Dejaron el esqueleto allí y siguieron subiendo a pesar de que Olaf ya había cambiado de opinión y ya no le interesaba ni buscar a la chica que había dicho ver ni saber qué era aquello. No le escucharon y siguieron subiendo.Arriba les esperaba un extraño edificio cuyo estilo no reconoció nadie. Dos pilones de piedra coronaban la construcción y sobre ellos un extraño efecto de magia o energía flotaba sin cesar. Una gran estatua de un dragón coronaba el arco de la puerta. A esto se accedía por un puente de piedra. |
Kayholt
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Partida #7 "Entrada en la antigua morada de Kayn el Ilusionista"Cuando trataron de cruzar el puente de piedra que daba paso al extraño templo, Diana estuvo a punto de despeñarse. Resultó que el puente no era tal sino un truco de magia. Una ilusión. Dedujeron que el guerrero despeñado abajo en las cuestas había encontrado su fin en aquella trampa. Con la ayuda del enano Ukka, la sortearon con cuerdas. Pronto estuvieron en el otro lado. Al acercarse al enorme arco que daba paso al interior descubrieron que no había ninguna estancia sino unas interminables escaleras que se hundían en las profundidades de la montaña.Empezaron a bajar a pesar de las quejas de Olaf. Un buen rato llevaban cuando de repente escucharon un ruido fuerte en la parte superior y vieron una bola gigante de piedra que se abalanzaba sobre ellos. Se tumbaron a ambos lados del pasillo y la ropa pasó muy cerca sin dañar a nadie, por muy poco. Empezaban a temerse que aquel lugar fuese una trampa mortal.Cuando llegaron a la parte de abajo de las escaleras, éstas acababan en una estatua de piedra donde la enorme bola había reventado. La estatua tan sólo tenía un nombre en la basen "Kayn", y mostraba a un señor con túnica y media melena, arcano. Enoch le reconoció como un viejo ilusionista que había vivido hacía unos tres siglos y que estaba enterrado en Akenar.El lugar daba paso a numerosas estancias de piedra gris clara, tallada de forma extraña. Daba la sensación de que el lugar era mucho más antiguo que las puertas y marcos que había por doquier. En la primera sala, de hecho, Enoch encontró una trampa de fuego y estuvo cerca de no sobrevivir para contarlo, a pesar de los esfuerzos de Ukka y Jon para mantenerle con vida... (y de Diana, para qué engañarse).Fue entonces cuando se les apareció una mujer joven, como un espíritu, y les dijo que se encontraba prisionera allí y les pidió que la rescatasen. De alguna forma les pareció una ilusión pero diferente a las que Kayn había sembrado en aquellas ruinas, así que decidieron -contrariamente a lo que Olaf quería- continuar explorando el lugar. |
Kayn
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Partida #8 "Avanzando por las ruinas de Kayn"Las estancias estaban repletas de trampas por doquier, ilusiones, pozos ocultos y juegos de un loco. En más de una vez alguno casi se cae por un agujero camuflado con magia... y lo peor no era eso sino unos grandes monstruos de barro que defendían el lugar, a los que el mago llamó golems, unas creaciones mágicas que seguramente el ilusionista Kayn dejó allí para defender el lugar. Tuvieron más de un combate con estos monstruos mágicos que tenían brazos con forma de cuchilla, muy peligrosos.Encontraron alguna puerta de hierro que no se atrevieron a pasar y, entre muchas otras, una estancia con una especie de arcón lleno de ceniza, entre la cual había medallones de plata labrados con ópalos blancos incrustados. De nuevo el mago conocía el nombre de aquellas piedras, a las que los alquimistas llamaban "piedra de la desgracia". Decidió ponerse uno. |
Kayn
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Partida #9 "La muerte del lobo"Avanzaron pues hasta una estancia donde había un báculo clavado en el suelo de losas de piedra y, sobre él, pendulando, una bola de piedra gigante, y una puerta de bronce oxidada en verde tras unas escaleras. Cuando con una cuerda trataron de hacerse con el báculo, activaron una trampa en la bola que cayó desde lo alto y, al dar contra el suelo, explotó. El fuego hirió a muchos de ellos y mató a Drac, el lobo que había acompañado a Taulak desde la mismísima Svardia.Estaban tan malheridos que encontraron otra estancia con una trampa de petrificación y una estatua sospechosamente realista, y decidieron hacer noche allí. Taulak se pasó la noche llorando por la pérdida de su compañero animal. Olaf, a pesar de ser un quejica, ayudó a todos sobremanera con su magia divina, curando heridas y aliviando quemaduras.Por la mañana -o lo que ellos pensaron que era la mañana- pensaron que podían abrir aquella puerta de bronce, y eso hicieron. Se encontraron entonces con otro golem pero de otro tipo, como mecánico. |
Kayn
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Partida #10 "El ser invisible"Para matar al "golem de vapor o mecánico", como más tarde le llamaría Enoch, intentaron valerse de la propia trampa del báculo, sin demasiada suerte. La druída invocó animales que les ayudaron en el combate y Jon tuvo la mala fortuna de abrir otra puerta mientras luchaban y se encontró con una baba viscosa, un cieno, que trató de comérselo. La situación fue dura y hubo un momento en el que no estaba claro que todos saliesen vivos de ella, como finalmente sucedió. Tras derrotar al golem de vapor, accedieron por fin a la sala protegida por la puerta verde donde, de nuevo, había varias trampas, un pozo ilusorio, en el que casi se mata Diana, y unas runas eléctricas, que por poco fríen a la druida.En la estancia había una especie de baldaquino metálico muy raro que parecía albergar un pequeño altar. Fuese lo que fuese no se atrevieron a entrar allí ni tocar nada. Avanzaron por otro pasillo para encontrarse de frente con un gigantesco golem de piedra que vigilaba un cruce de caminos.Este oponente era mucho más formidable que todos los que habían encontrado hasta el momento, de un par de ataques dejó inconsciente al enano Ukka, que junto a Diana trataba de guardar la retirada de todo el grupo. Fue entonces cuando la paladina, a riesgo de su propia vida, se quedó para salvar al enano caído. Sucedió además que de la nada empezaron a salir relámpagos y rayos que atacaban al golem de piedra, y el grupo -a pesar de no saber lo que eran- lo interpretó como algo bueno o de un aliado oculto. Finalmente Enoch usó una ilusión para engañar al poderoso golem y conducirlo a una de las propias trampas de Kayn, que acabó con el constructo con fuertes descargas de electricidad que iluminaron las estancias subterráneas.Tras eso estaban tan maltrechos que decidieron volver a hacer noche en la sala de la estatua y la trampa petrificadora. Sin embargo Taulak había descubierto un nuevo amigo que, dedujeron, era quien había lanzado rayos al golem. Se trataba de un animal volador de forma indeterminada, escurridizo y evidentemente invisible. Varias veces se posó en la druida y se mostró amistoso. Enoch percibió que su poder mágico aumentaba considerablemente con la proximidad de la criatura...Se pasaron pues varias horas descansando en la estancia con la esperanza de que Olaf pudiese curar a todos y pudiesen seguir buscando a la joven prisionera en las ruinas que había empezado todo aquello. Enoch seguía jugando con la bolsa mágica cuyos poderes había desvelado el día anterior: se trataba de un saco mágico en cuyo interior podía meter todo lo que le cupiese por la apertura. No sabía explicar dónde se guardaba todo lo que entraba pero tan sólo tenía que meter la mano y pensar en ello y le aparecía entre los dedos. Lo interesante es que el anterior dueño, el pobre desgraciado despeñado que encontraron en las cuestas de las ruinas, tenía ya muchas cosas dentro. Así era como el mago, de la nada, parecía sacarse cuerdas, cascos, espadas y todo tipo de cosas.Tras reflexionar un poco en ello, Taulak se decidió a hacer un ritual para vincularse con el animal invisible, ya que éste parecía, de alguna forma, haberla elegido a ella para seguirla. Se pasó la noche cantando y bailando.Ukka tenía cara seria y pareció que quería agradecer a Diana el haberle salvado la vida. Los enanos generalmente no tomaban estas cosas a la ligera. Quizás por eso, quizás no, se acercó al mago y le pidió con señas que le diese la gema que el Archimago le había dado, semanas atrás. Cuando el mago se la dejó ver, más que nada por ver qué quería el enano, éste trató de lanzarla a la trampa petrificadora. La cosa se puso tensa y Enoch salvó el medallón de ser petrificado, por los pelos. Entonces el enano, con señas, le explicó que en realidad había sido engañado por el Archimago Merion y que el ritual que se suponía debía hacer en realidad le costaría la vida. De alguna forma el Archimago había metido su esencia mágica en la joya y el hechizo que el aprendiz debía realizar en solitario liberaría esta energía que, sin duda, se apoderaría de su cuerpo. Entender que había sido engañado a traición por el Archimago fue un shock importante para Enoch, que guardó el medallón en la bolsa mágica y se pasó el resto de la noche deprimido sin pegar ojo. Diana trató de consolarlo sin mucho éxito, mientras Olaf roncaba.Por la mañana vieron que empezaban a escasearles los víveres, pero querían seguir explorando el lugar. Empezaron a avanzar hacia el norte cuando unos golems de barro les atacaron y tuvieron que combatir con ellos junto a unos puentes de piedra. Derrotaron a los monstruos y luego pensaban continuar al norte cuando la imagen de la chica joven se les apareció de nuevo y les indicó que estaban errando el camino... luego se desvaneció. Así que, aún a riesgo de que se tratase de una trampa, desandaron el camino y llegaron a un lugar con unas puertas protegidas mágicamente. Las tiraron abajo, en contra de los consejos de Olaf.Las puertas daban a una estancia que apenas pudieron ver porque de repente salió un grupo de fuertes golems guardianes, muy feroces y con placas de hierro que les protegían. En la puerta el grupo apenas podía combatir, pero el mago, usando todo el poder que era capaz de extraer de su propia fuerza vital, conjuró numerosas bolas de fuego que cambiaron el cariz del combate -e incluso hirieron por error al compañero invisible de Taulak-. Tras numerosas explosiones, el grupo derrotó a los constructos. |
Kayn
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Partida #11 "Milanah, la hechicera"Tras derrotar a los terribles golem guardianes, el grupo consiguió acceder a una sala alargada de suelo pulido, con dos enormes balcones a cada lado. En el centro de la sala había una semiesfera de agua flotante que aprisionaba a una mujer anciana de pelo blanco, túnica dorada y mirada intensa. Dentro de la burbuja tenía un catre para dormir, una silla y un libro.Trataron de comunicarse con ella pero no era posible escuchar lo que decía la anciana ni hacerse escuchar. La mujer se arrodilló y al concentrarse brevemente apareció fuera de la burbuja una imagen de una joven bonita y lozana, que recordaba sospechosamente a la anciana. Les dijo que estaba agotada por realizar este truco pero que podía hablar con ellos unos instantes apenas. Les previno contra el guardián que se invocaba en caso de romper el conjuro de la esfera, un elemental de agua. Cuando iba a seguir hablando, la imagen se cortó.Inspeccionaron la sala, sobre todo Taulak, que acababa de descubrir que cuando estaba en contacto con su compañero animal veía mucho mejor y escuchaba todo con mucha más nitidez, si se concentraba en ello. Enoch estuvo investigando el lugar mientras Olaf hablabla sin parar de salir de allí y Ukka guardaba silencio, como siempre.Estuvieron valorando un rato sus posibilidades contra un elemental de agua. Por lo que sabía el mago, se trataba de un monstruo poderoso y habían visto en aquella ruina que el ilusionista loco Kayn no se había andado con bromas a la hora de proteger el lugar, por lo que había de ser prudente. Decidieron, antes de enfrentarse a nada, explorar un poco más aquellos balcones de la sala. Parecía que Enoch no parecía muy confiando en la anciana desde que había visto que era una hechicera...Caminaron de regreso por varios de los pasadizos que les habían conducido hasta allí y encontraron el acceso a una de las cornisas, con trampas ilusorias incluidas. Allí se encontraron con un pilón que tenía una runa escrita en la parte superior (la equivalente a "L", es decir, "agua" o "lago"). El mago estuvo estudiando el funcionamiento mágico de aquello -puesto que lo había- y acabó por deducir que en algún otro lugar (¿quizás la otra cornisa?) debía de haber otro pilón como aquel: pulsando ambos a la vez, la burbuja de agua se vendría abajo sin invocar al elemental de agua que guardaba a la prisionera.Regresaron a la estancia para tratar de entenderse con ella a base de señas. Llegaron a entender que ella podía usar algo de magia pero que se encontraba bajo el efecto de una poderosa maldición que haría que le pasase algo malo temporalmente, así que aunque disipase la cúpula no podría ayudarles contra el elemental...No importaba, ellos creían posible encontrar el otro pilón pero antes de nada debían descansar. Todos estaban algo heridos tras el fiero combate de la mañana y el mago, para más inri, no podría usar su magia en dos semanas. Se refugiaron en la sala de la estatua de piedra. Olaf se durmió pronto mientras Enoch buscaba en su bolsa mágica si había alguna armadura que valiese a Diana. Encontró varias, y la paladina encontró una armadura de placas y mallas con unos leones inscritos en las hombreras. A Diana estos le recordaron a cuando era niña y se aprendió los escudos de las grandes casas vilonias, era el mismo blasón que el del Rey León el Traidor, Rey de Borundia, que había traicionado a Akenar en la I Guerra de Akgard. O al menos se le parecían, los tres leones.Entretanto Jon se pasó gran parte del tiempo distraído con la lectura de la Historia de Gondomar y Enoch aprendiendo cosas sobre los astros. Resultó que el mago había recordado que días atrás, en la Torre del Dominio, habían encontrado algunos libros en las estancias de los aprendices de Tenser, y los sacó para leerlos. El svardo, contra todo pronóstico, sabía leer común, lo cual sorprendió al mago.La druida aún seguía investigando acerca de la naturaleza escurridiza de su compañero animal invisible... descubrió, por prueba y error, que el bicho era carnívoro. Por cierto, la comida se les estaba acabando.Por la mañana regresaron a la estancia donde se encontraba la anciana, a la cual despertaron al llegar. Querían estar bien preparados ante un posible combate, pero también evitarlo si era posible. Jon trató de fijar un gancho en el otro balcón que se veía en uno de los muros de la estancia pero no lo consiguió. El animal de Taulak fue el que se encargó de ello, para regocijo de la druída. Al subir encontraron que tras una reja se encontraba otro pilón como el que habían visto el día anterior. La runa de este pilón era la correspondiente a la "i", cuyo sigfificado es "hielo". Se pusieron de acuerdo para que Diana, Jon y Olaf estuviesen abajo esperando al elemental de agua. Enoch y Ukka en uno de los balcones. Taulak, en el otro. Al contar hasta tres activaron el mecanismo mágico.Lo que el mago no había deducido en su estudio mágico es que la esfera de agua lanzaba un rayo protector al apagarse, de modo que toda la estancia se iluminó de azul y se vieron varios rayos cruzados. Jon y Diana se vieron protegidos por la magia divina de Olaf, pero no así el propio clérigo, la druída o Ukka, que estuvo cerca de morir con el ataque. Extrañamente, el mago Enoch no fue atacado, lo cual le hizo deducir que los medallones de los sirvientes -él llevaba uno puesto- le salvaguardaban de las trampas en aquel lugar... Tras el susto pudieron por fin hablar con la anciana.La mujer se llamaba Milanah y era una poderosa hechicera nacida siglos atrás. Su historia se remontaba a tiempos en los que el ilusionista Kayn estaba vivo. El hombre se había enamorado de ella y la pretendió hasta recibir una negativa por parte de ella. Insistió y la negativa fue doble y llegó un momento en que el mago trató de conquistar a Milanah por la fuerza, sin conseguirlo. Así que la hizo prisionera y pensó que el tiempo doblegaría lo que el corazón no había podido... pero al parecer se equivocó pues se había muerto antes de que la mujer se rindiese. La hechicera permaneció capturada en aquel extraño lugar durante décadas y décadas, que se tornaron en siglos, unos trescientos años más o menos, según los cálculos de Enoch.Ahora, libre, sólo quería regresar a su morada donde trataría de quitarse de encima la terrible maldición que Kayn había lanzado sobre ella... pensaba, por supuesto, recompensarles por haberla liberado, aunque el hermitaño Olaf no parecía especialmente ilusionado con ello así que les pidió que le acompañasen a la puerta de las ruinas y se iría a las montañas. Ukka dio a entender que él haría lo mismo, aunque antes de despedirse le regaló a Diana un anillo con tres yunques labrados en él. Obviamente no puedo explicar qué era aquello. Tras eso, el enano y el joven hermitaño se fueron por las escaleras que llevaban a la entrada de las ruinas.Milanah les contó que tenía poder para regresar a su morada y llevarles con ella. Sin embargo se temía que la maldición sería dura con ella y que era posible que se quedase desvalida un tiempo; les pidió que la cuidasen mientras esto sucediese. Ella se lo agradecería en su momento. Les pidió que se acercasen para realizar un conjuro. La hechicera, por cierto, notó la presencia del animal de Taulak. Llegarían a un cromlech de piedras al lado de un lago. Allí, en el agua, se encontraba una pequeña isla donde estaba escondido el refugio de la hechicera. Habría que ir hasta el islote y esperar al amanecer o al atardecer, que eran los dos únicos momentos del día en los que se podía ver la puerta.Se formó un círculo blanco alrededor de ellos y el mundo de ruinas y subterráneos desapareció para dar paso a una colina junto a un lago. Un círculo de cinco piedras grandes les rodeaba, a un lado un bosque otoñal, al otro un lago... con un castillo enorme conscruído donde ellos esperaban encontrar un pequeño islote. La hechicera, además, se había convertido en cabra. Beeee. Hacía fresco pero Taulak no quería salir de allí pues se trataba de una colina faérica, aunque finalmente decidieron acercarse al castillo. Sobre las torres altas de la fortaleza se podía ver un pendón dividido en dos y dos, una de las enseñas era la Estrella Vilonia, plateada sobre fondo negro. En el otro escudo se veía la Dama del Lago.La Dama del Lago era
el escudo de armas de la ciudad vilonia de Artoin. Según la leyenda,
durante la Guerra de las Coronas, entre los reinos de Cirannia, Nevesy y
Haldheim, el que sería futuro rey de Vilonia, llamado Osthildar, se
enfrentaba
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Tintagael
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Partida #12 "El Encantamiento de Sueño"Entraron en el castillo de Tintagael el lunes día 22 de Octubre, apenas un par de semanas después de que la Torre del Dominio fuese atacada por las fuerzas del Caos. En la puerta tuvieron que dar algunas explicaciones pero tampoco les costó demasiado entrar en la impresionante fortaleza vilonia que era, posiblemente, el castillo más alto que habían visto en su vida. Enormes torres de piedra gris con decoraciones en las cornisas, arcos de piedra apuntados y banderas y estandartes en las alturas. Al otro lado de las murallas sonaba el tañido de una campana que anunciaba, según supieron más tarde, que Lord Antony había fallecido.Fueron a la posada del castillo, un lugar bastante limpio para ser lo que era. Allí conocieron a Igrán, un arcano de Akenar que regentaba el negocio. Les dijo que las costumbres vilonias con los muertos eran que durante tres días la comida y bebida del castillo fuese gratis, no así las habitaciones. Alquilaron dos de las tres que había y supieron que en la otra dormía un viajero llamado Kurz. De hecho más tarde Enoch se encontró con él y le pareció un hombre insistente y algo falto de educación, quizás porque, como él le mencionó, estaba demasiado acostumbrado a tratar con enfermos. Por fin pudieron comer tranquilos en un lugar seco y civilizado y la promesa de unas camas de paja limpia prometía una noche increíble, la primera en mucho tiempo. Así que se relajaron un poco, comieron algo de queso e hidromiel y pan negro vilonio. Luego cada uno se dedicó a sus cosas por un rato.Diana, tras descansar y asearse un rato dándose un baño de agua caliente que la sirvienta Mircea le preparó, fue a dar una vuelta y encontró que casi enfrente de la posada estaba la iglesia del castillo. Allí le habló un caballero entrado en años, cojo, de pelo cano, que le dijo que le habían llegado rumores de que había entrado en la fortaleza una mujer guerrera ataviada con una armadura con los Tres Leones de León I el Traidor. Si bien al principio ella no sabía de qué le hablaba aquel señor, llamado Sire Randon, Castellano de Tintagael, luego se percató de que su armadura, sacada del zurrón mágico de Enoch, efectivamente tenía labrados esos Tres Leones en las hombreras. Al parecer el guardia de la puerta -un tal Mark- se había dado buena prisa en hablar de ello. La paladina aclaró que no era su Casa ni nada por el estilo y el Castellano pareció creerla. De hecho la invitó a pasar, aquella misma noche, por el banquete que el nuevo Conde daría en honor a su fallecido progenitor. Tras eso, Diana se fue a la que llaman la Torre de los Caballeros, donde se enteró que en toda la comarca hay un exabrupto de trasgos, en incluso algún troll, y que pagan a cinco piezas de plata la cabeza de cada humanoide. Salen, de hecho, batidas de soldados diariamente del castillo para tratar de cazar a estos seres bandidos y ladrones, pero hay por doquier. Diana llegó a hablar con Sire Wace, el capitán al mando de las tropas del Conde, aunque éste fue un poco rudo.Por su parte, Taulak estuvo alimentando a su familiar invisible con carne fresca y luego salió a dar una vuelta y darse un baño. Mircea, la criada, le dijo que los baños estaban en la Torre Chica, pero ella se perdió un poco por el camino y acabó en el Bosque de Dioses del castillo. Estos lugares son, generalmente, lugares antiguos que las fortalezas tienen donde se puede adorar a viejos dioses paganos, no era raro que un castillo vilonio contase con uno. Había robles viejos, centenarios. Allí la chica se cruzó con un muchacho noble que resultó ser el Conde Revery, el hijo primogénito del fallecido Lord Antoni. Si bien al principio fue un muchacho amable con ella, pronto hizo valer su condición de noble y despachó a Taulak del lugar. Antes de irse, la svarda encontró en el sitio una estela de piedra de unos dos metros de alto, con una pintura de una mujer sorprendentemente parecida a Milanah (la cabra); dándole mil vueltas en la cabeza, se fue y, tras perderse nuevamente por pasillos y algún patio, acabó encontrando los baños vilonios.Jon bajó a la posada a charlar un poco con la gente de allí y tratar de averiguar algunas cosas. En realidad ellos tenían en mente encontrar el viejo refugio de la mujer Milanah, convertida en cabra desafortunadamente, de la cual el svardo sospechaba podía ser la mujer de las leyendas de la Dama del Lago. O de algunas de ellas, puesto que en muchas historias se trataba de una bruja malvada y en otras, sencillamente, moría de amor por el Rey Osthiladar el Magno, el fundador de Vilonia, dos milenios atrás. Un viejo le contó, de paso, que en las Colinas de los Duendes el mítico Rey había sido asesinado por un doppleganger y que éste le había suplantado el resto de su vida. La tumba del Rey se podía encontrar escondida en un túmulo, quizás. También le contaron que la espada del Rey, la que le dio la Dama del Lago, era malvada. Pero bueno, eso eran viejas historias y leyendas, de lo que era el presente Jon se enteró de que en la villa de Corben había un brote de peste que era poco recomendable pasar por allí, al menos hasta que llegase el invierno y la enfermedad se durmiese, como solía hacer. Trasgos por doquier en el Bosque del Arciano. Bandidos en el Bosque de Canda. Y lo más importante, que la moza Mircea, la guapa doncella de la posada, era bastante accesible si se le hacían regalos de forma conveniente...Enoch estuvo un rato estudiando la maldición que atacaba a la pobre cabra, Milanah, y tras ver los fujos de magia que rodeaban al animal llegó a la conclusión de que el conjuro duraría entre una y cuatro semanas. En realidad no eran tan malas noticias teniendo en cuenta que él se encontraba exhausto tras su uso desesperado de la magia el día anterior... tras eso se pasó un buen rato examinando el mapa que habían encontrado en los aposentos de Tenser, bajo la Torre del Dominio, un mapa de tinta invisible. Por fortuna sus conocimientos de alquimia no eran pocos y en las cocinas de la taberna, delante de la muchacha Mircea, consiguió hacer un preparado de limón que haría aparecer la tinta en una jornada. Durante la tarde el mago vio que una cantidad fuerte de energía mágica de encantamiento flotaba en el aire. Decidió investigar aquello más tarde, desconocedor de las consecuencias que tendría para él en el futuro aquella decisión.Ya empezaba a caer la noche cuando se encontraron de nuevo en la posada. Estando así tranquilos tuvieron un rato para aclarar que los tratos con el Archimago ya no estaban vigentes y que si iban juntos es porque a los cuatro les gustaba. Todos se sintieron bien con aquel acuerdo que, en realidad, llevaba ya muchos días en práctica.Diana había sido invitada al banquete y así fueron todos. Allí conocieron a Gogodin, un bardo vilonio que les distrajo un rato hasta que el amigo invisible de Taulak se hartó de él y lo asustó de forma harto contundente. También pudieron ver que la viuda de Lord Antoni, una mujer mayor llamada Morgase, estaba en el banquete, así como sus dos hijos, el Conde Revery y Lady Enna, la menor (que tenía fama de pasarse el día leyendo en la Torre del Bajel). Aparte de eso había algunos condes de los alrededores, el propio señor de Corben, el Castellano de Guiamor, el Conde de Lot Erelle y el hijo mayor del Conde de Artoin, es decir casi todos los señores feudales de los alrededores con sus damas y sirvientes cercanos. Sin duda la región debía tener buen respeto por el fallecido.El Castellano Sire Randon fue a hablar con ellos y se mostró amable con Diana.Les explicó que en tiempos del Emperador Glaumar de Praia, el que había sido Rey Vasallo de Vilonia, León, había sido obligado por el Emperador a dejar la corona de la isla a su hijo y enviado a pacificar el sur de Borundia en numerosas campañas militares contra los pictos y los alinos. Seguramente el vilonio se sentía traicionado, pues había sido un vital aliado del Emperador durante la guerra civil contra su primo. Precisamente ese debió ser el motivo de su exilio, lo bien parado que había salido, lo que podía llegar a resultar una amenaza para el Emperador Glaumar, unido a la oculta afición de León por los rituales de Magia Negra, que el Emperador quizás trataba de ocultar a la Inquición. Fuese cual fuese el motivo, llevaba demasiados años embarrado en guerras menores como para que la oferta de Akgard no le resultase tentadora. A cambio de una cantidad de riquezas sin igual, e incluso la corona de la isla de Borundia, facilitaría el desdembarco de las tropas de Akgard en Vilonia. Desde ahí, los orcos de Amón podrían preparar la invasión del resto del Imperio si fuese necesario. En el mes de Marzo del año 1016 DS las tropas de Akgard desembarcaron en la costa oriental de Borundia. León rindió las plazas pues contaba en ellas con hombres leales y de las seis legiones que se encontraban en la isla, cuatro le juraron fidelidad. Las otras dos fueron asediadas en las ciudades de Guria y el puerto imperial de Somor. En aquellos tiempos lejanos, Lord Antony había heredado el castillo de su padre y se negó a jurar fidelidad al Rey Traidor, lo cual le acarreó grandes desgracias por aquel entonces, el castillo sufrió asedio y más de la mitad de sus vasallos murieron en aquellos días. Un año antes de la Paz de Hierro, el castillo fue liberado por el legendario caballero arcano Angus de Praia. El conde, de hecho, le acompañaría en la guerra al sur contra los gardios y las tropas del Rey Traidor. La paz (la primera de varias, de hecho) llegó con la tregua del año 1023 DS. Obviamente Lord Antony jamás olvidó los Tres Leones, el emblema heráldico de Leon I, ni sus vasallos, a pesar de que aquello había sucedido más de cincuenta años atrás y ahora se encontraban en el año 1081 DS...Diana, tras escuchar la historia, decidió que visitaría la herrería al día siguiente para que cambiasen los Tres Leones quizás por el Sol de Pelor... tras eso, Sire Randon le habló a Taulak, al enterarse de que era druida, del Arciano de Hoo, que al parecer él mismo lo había visto con sus propios ojos, y de la Puerta Verde, un lugar faérico que los campesinos situaban en las lomas al norte, llamadas Colinas de los Duendes.Fue entonces cuando Kurz entró en el banquete. Enoch, que le había conocido antes, se fijó en él, quizás porque le había tomado cierta antipatía. El hombre, vestido con una túnica gris parecida a la que usaban los monjes por aquel entonces, traía consigo una caja de madera sencilla. La llevó al Conde Revery y la presentó con todos sus respetos. Fue entonces, cuando el joven noble abrió la caja, cuando sucedió una magia terrible.Casi todo el castillo fue presa de un poderoso encantamiento que durmió a todos los que lo habitaban. No sólo los comensales, nobles y criados de la cena, sino todos. Independientemente de lo que estuviesen haciendo, se durmieron. Algunos vigías se mataron al caer de las murallas. Se produjo algún fuego. Una muchacha que recogía agua del pozo se cayó por él y se ahogó. Numerosos accidentes sucedieron, aunque muchos tuvieron más suerte y simplemente se quedaron tumbados sin peligro. No se sabe cómo, Enoch, quizás porque estaba especialmente atento, consiguió aguantarse el sueño mordiéndose los labios. A pesar de eso intuyó que no era mala idea no llamar la atención así que se hizo el dormido.Kurz y un grupo de hombres armados irrumpieron en la sala portando sacos. Al parecer venían a robar todo lo que se les antojase. Joyas, oro, bolsas, collares y objetos mágicos, si es que había alguno. Enoch vio que el hombre lanzaba un conjuro para detectar magia y daba órdenes a sus esbirros. Al menos apartaron a los que estaban junto al fuego para que no les prendiese la ropa.El mago consiguió dominar su miedo y se arrastró entre los durmientes. Por fortuna la banda de ladrones estaba demasiado ocupada para fijarse en nadie, y más importante, quizás no esperaban que alguien hubiese resistido el poderoso encantamiento. Sin embargo cuando Enoch llegó a la puerta y se paró en el parteluz, vio que cuatro hombres más esperaban con un par de carretas lo cual dificultaba enormemente su huída, a pesar de que ya era noche cerrada. Por eso decidió arriesgarse a lanzar un conjuro y encantar a Kurz, sabiendo que si el villano resistía su magia tendría un problema muy serio. Desde las sombras, conjuró su hechizo, que funcionó.Kurz se convirtió en su amigo bruscamente, así que Enoch salió a la luz para sorpresa de los bandidos. De todos modos como su jefe parecía conocer a Enoch, nadie sospechó nada raro pasado el primer instante. El mago llevó la conversación para enterarse de algunas cosas, como que los bandidos iban a una isla, que pensaban robar una Reliquia de la iglesia que en realidad no era lo que parecía, y que Kurz pretendía ir a la biblioteca de la Torre del Bajel porque tenía entendido que era donde el viejo mago Ordinus -un nombre que Enoch nunca había escuchado- guardaba sus libros de conjuros años antes de morir. Eso y todo lo que encontrasen de valor en la fortaleza. Enoch consiguió evitar que robasen a Jon, Diana y Taulak cualquier cosa mágica que tuviesen*. También se las apañó para engañarle diciéndole que poderosos aliados del Conde habían previsto el encantamiento y que estaban por llegar. Kurz, como se fiaba de él, se lo creyó. El mago les dio a los esbirros el medallón de ópalo blanco que había conseguido en las estancias del loco mago Kayn.Los bandidos, guiados por el amedrentado Kurz, decidieron irse de allí lo antes posible.No fue hasta un par de horas después que la gente empezó a despertarse. Fue el caos absoluto. Casi todos habían sido robados en mayor o menor medida. Mucho oro, alguna que otra arma mágica incluso, anillos, collares, y lo más importante, raptaron al Conde. En medio de todo eso el Castellano ofreció una recompensa de 200 piezas de oro al que capturase al culpable.De todos modos Jon, Diana y Taulak no sabían que Enoch había salvado sus cosas y se pusieron bastante nerviosos al ver que les habían robado como a todo el mundo. Cuando el castellano Sire Randon pidió que todos los que no fuesen nobles se fuesen a sus estancias, regresaron a la posada para armarse y ponerse las armaduras. Entretanto Enoch fue a la iglesia a mirar qué demonios era aquella Reliquia para descubrir que, en efecto, había una urna cristalina en la que se guardaba lo que llamaban el Pie Santo, que en realidad no era de hueso...Volvió con ellos y hablaron en la posada. Allí les desveló que había salvado sus cosas, lo cual le valió un fuerte abrazo de Diana. Hablaron de cómo ayudar a la gente del castillo sin desvelar realmente que Enoch era mago y, a pesar de que Diana no gustaba de ello, decidieron escribir una carta falsa y "encontrarla" en la habitación de Kurz, diciendo que habían raptado al Conde y que esperaban un cuantioso rescate en la Isla de los Leprosos, un lugar al sur de allí, en el lago Nym'ue. Como nadie que supiese leer encontraría eso, lo llevaron abajo y se lo enseñaron al posadero arcano Igrán, cuya prima había muerto en las brasas de la posada y se encontraba llorando abajo con casi toda la gente de la taberna.Igrán montó en cólera al leer la carta falsa de Kurz y corrió como un loco a avisar al Castellano. Enoch y Jon le acompañaron para apoyar la historia si hacía falta. En dos minutos una turba de gente entraba por la puerta de la Torre del Homenaje.La hermana del Conde, Enna, estaba al mando, como le correspondía por línea de linaje. La muchacha leyó la nota falsa y no dudó ni un instante acerca de su autenticidad. Corrieron con presteza órdenes para juntar una partida de soldados y caballeros que partiesen esa misma noche en busca del raptado Conde Revery. Igrán y Enoch fueron recompensados con 10 piezas de oro.Entretanto Diana y Taulak habían ido al Patio de la Justicia a ayudar a los heridos por el sortilegio de sueño. Su ayuda no pasó desapercibida al padre Umberto, un sillenita, que les fue a agradecer sus cuidados, más a Diana que a Taulak. La druida, tras eso, pasó por el Bosque de Dioses por si veía algo raro. Llevaba con ella a Milanah, la cabra.*Nota para Diana: Os recuerdo que una espada sagrada no sale como mágica con un Detectar magia. Para eso hay que lanzar un Detectar sagrado. Quizás, a fin de cuentas, su espada hubiese pasado desapercibida a ojos de Kurz. Aunque tampoco sería raro que tuviese un Detectar sagrado... |
Tintagael
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Partida #13 "Lady Enna"Después de todo el
revuelo causado por la brujería y las muertes varias en accidentes, la
cosa empezó a calmarse. Fue entonces cuando Enoch se acercó a la Torre
del Homenaje a echar un vistazo a ver si había forma de cruzar a la
biblioteca de la Torre del Bajel, pero no encontró forma posible de
sortear a los guardias. Cuando se dio por vencido y salía de allí le
llamó una de las criadas de la hija del conde, lady Enna. La doncella,
de nombre Muriel, había sido enviada por su señora para buscarle en la
posada del castillo y le había visto allí por casualidad. Le condujo
hasta su señora, que estaba en un salón en el segundo piso de la Torre
del Homenaje.
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Tintagael
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Partida #14 "Lady Enna"Siendo finales de Octubre en el norte de Vilonia, era normal que hiciese frío y mal tiempo, incluso que nevase. Si el día anterior había estado bastante nublado, el mércades llovería todo el día copiosamente, lo cual oscureció visiblemente el humor de muchos en el castillo.Milanah continuaba transformada en cabra, pero eso no impisió que Taulak vagase por los patios con el animal tras ella empapado. Visitó el Bosque de Dioses y decidió reunir a su primo y a Diana para inspeccionar la imagen en el muro de la Torre del Lobo. Enoch, entretanto, estaba enfrascado en los libros de la biblioteca tratando de indagar qué demonios había pasado con el perro de sombra la noche anterior; y algo encontró: existía un raro conjuro divino ritual llamado la Marca del Caos, que invocaba una criatura caótica en las cercanías de donde se encontraba el objetivo del hechizo. El sortilegio era poderoso pues había de ser realizado por nada menos que trece clérigos. Recordó entonces que Diana había sido confundida por los seguidores del Caos, que habían pensado que se trataba de una de ellos. Quizás alguien trataba de aclarar el malentendido definitivamente...En el Bosque de Dioses parecía que la losa no podía moverse. Jon tuvo que ir a la herrería y pedirle a Gabriel -que le ayudó encantada- una barra de hierro para ser capaces de mover aquello. Regresó y, empapados, lograron en efecto mover la losa y descubrir que sus deseos más ocultos se tornaban realidad: había un pasadizo secreto. La felicidad no duró mucho pues un conjuro azul se desencadenó de inmediato y unos relámpagos gélidos les destrozaron los pulmones a todos salvo a la inconsciente cabra, que ni se enteró. Regresaron ateridos, casi muertos, a la herrería, a entrar en calor y agradecer a los dioses el no haber perdido la vida en aquel lugar.
Al menos Jon acabó de percatarse que Gabriel no le quitaba el ojo de encima.Pedrus, el criado, estuvo a punto de matarse en la torre. Limpiaba las estancias de arriba cuando de repente se escuchó una explosión. Coincidió que Diana estaba allí y fue corriendo a ver qué pasaba. El muchacho, limpiando, había tirado una de las pociones sin querer y ésta había causado una enorme bola de fuego que milagrosamente no quemó la torre entera. Enoch, cuando se enteró, prohibió la entrada de la servidumbre en las estancias y decidió ordenar aquello un poco. Así, rebuscando en las estancias del viejo mago, en la Torre del Bajel, Enoch encontró un manojo de mapas que no supo de dónde eran exactamente. Luego estuvo examinando los objetos cuyos poderes aún no conocía y varias pociones mágicas polvorientas que descansaban sobre las atestadas mesas, olvidadas hace años. Necesitó, eso si, ayuda para tirar una puerta abajo que daba al estudio y que guardaba una extraña habitación vacía con dos ventanucos con rejas, suelo de piedra, y unas marcas en la pared como de arañazos, aunque sólo en una de las paredes.Fue entonces que Jon empezó a verse con Gabriel a escondidas.Pasaron los días y la lluvia dio paso a la nieve. Pronto el lago se congeló, al menos las orillas, y se podían ver patos en el agua caminando por los bordes de hielo.Llegó el fin de mes y cambió la luna a nueva, de forma que las noches eran aún más oscuras. Fue el jueves 4 de Noviembre cuando el escucharon una gran algarabía en los patios de armas de la fortaleza: el señor Conde había regresado junto a Sire Wace. Para sorpresa de alguno, se decía que el joven Revery había escapado él sólo, haciéndose con una espada había dado muerte a más de diez enemigos, Kurz entre ellos, y había escapado del refugio de los bandidos en la Isla de los Leprosos. Sire Wace, al mando de los hombres que buscaban al Conde, lo había encontrado al día siguiente y habían regresado a toda prisa mientras algunos de los hombres de confianza se habían quedado para recuperar los bienes robados a los nobles.Habría un banquete esa noche y una jornada de fiesta en Tintagael. Por fin sucedía algo bueno.Entretanto Enoch acabó por poder echar un vistazo al mapa "invisible" que había conseguido en los subterráneos de la Torre del Dominio. Resultó ser lo siguiente:Jon hizo una de sus visitas a Gabriel y con la excusa de que debían arreglar la puerta rota en el estudio del mago, se la llevó a la torre. Se cruzó en las escaleras con Lady Morgase, la madre del conde, llorando y no de felicidad precisamente. La que sí parecía alagre era Lady Enna, la hermana. En la Torre del Bajel la hija del herrero, Gabriel, y Jon, entraron en el estudio del mago y cuando ella vio todos los trastos se emocionó y empezó a manosear cosas aquí y allá. Al parecer el viejo mago era amigo de su padre Aldric y habían forjado algunas cosas en la herrería, en especial una bola de hierro con numerosos artilugios colgando allí y acá. De hecho cuando estaba tratando de montarla y encajar una bola metálica que encontraron sobre la mesa, sucedió el desastre. Vieron como una luz fuerte y perdieron el sentido.Cuando se despertaron había sucedido algo extrañísimo, el svardo Jon se había "duplicado", es decir, que había dos hombres con idéntico aspecto y no se sabía quién era quien, la copia o el original.Gabriel se asustó mucho por la extraña magia que había duplicado a Jon y Petrus llegó a perder el sentido al ver a ambos. No fue hasta que Diana y Enoch quitaron la bola metálica del artilugio -con un gran chispazo con el que perdieron el sentido- que Jon no volvió a ser uno. A pesar del aparente regreso a la normalidad todos se quedaron un poco raros.El conde daba un banquete para celebrar su regreso. Jon, que quería que la hija del herrero fuese con él, no escuchó las repetidas advertencias que le habían sido hechas acerca de la furia de Aldric, que acabó por enterarse por boca del svardo en su interés por la chica. El herrero se enfadó mucho, en especial por la condición de pagano de Jon, que en los días venideros sobornaría al nuevo párroco, un tal Eustaquio de Artois, aficionado al vino, para que hablase bien de él.Taulak había comprado un vestido a Diana para que lo luciese en el banquete pero la paladina acabó por negarse. La druida opinaba que quizás así encandilaría a Enoch, o quien sabe.El mago, por su parte, se había preocupado el misterioso regreso del conde y fue a hablar con su señora, Lady Enna, de la cual había recibido ya grandes favores. Le comunicó su intención de ir a la isla de los Leprosos a investigar qué había sucedido realmente. Partirían al día siguiente, el sabbat día 6. Enoch había ocultado a la dama que en realidad sus poderes estaban mermados desde sus aventuras en los subterráneos de las montañas y que faltaba poco para que los recuperase plenamente. Una alfombra mágica que había encontrado le ayudaba en tal menester.Todos sospechaban que el Conde había hecho algo raro para huir de la isla pero no sabían decir el qué. La paladina, en el banquete nocturno, se acercó a hablar con el Conde Rivery y preguntarle por ello directamente, como tenía costumbre. El Conde presumió de espadachín, aunque Lady Enna había dicho a Enoch que su hermano estaba cambiado de unos años atrás al presente... Diana se las arregló para retar al Conde en un duelo de entrenamiento. Pareció divertirle al noble que aceptó y todo el banquete se paró para ver qué sucedía. El castellano, Sire Randon, no parecía muy feliz con la idea, pero todo el resto de la gente si. El conde derrotó con sencillez a la chica, de un par de golpes certeros y fortísimos que tumbaron a la paladina en medio del Gran Salón. Al menos así Diana empezó a creerse que aquel hombre efectivamente había derrotado a diez bandidos.Lady Enna les hizo llegar un mapa de la abadía perdida que pertenecía a su difunto padre y puso al servicio de ellos a un barquero llamado Nathel que los podría llevar al sur en dos o tres días, pues a pesar del hielo de las orillas el lago aún podía transitarse en barca. Salieron bien temprano con un frío considerable, dejando la cabra al cargo de Petrus en la Torre del Bajel. Gabriel, antes de que Jon se fuese, había estado buscando los planos de las máquinas de Ordinus, el mago, pero no había encontrado nada. En vez de eso le dio una espada que tenían guardada en la herrería desde hace tiempo -que más tarde, en la barca, Jon vio que era una espada larga élfica de formidable exquisitez-.Hicieron noche de sabbat a dóminus en una punta de tierra al oeste de los frondosos bosques. No lo sabían aún, pero la noche sería larga. |
Tintagael
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Partida #15 "La isla de los leprosos"El ataque llegó en plena noche. Se trató de un grupo de trasgos que no venían solos sino acompañados de wargos, muy peligrosos y más en grupo. Jon y Taulak estaban de guardia y avisaron a todos gracias a que el pobre Rok les alertó a tiempo. Incluso así, Diana no pudo ponerse la armadura a tiempo y tuvo que combatir con el casco y la espada. Enoch, que aún no había recuperado su poder por completo, se lió a ballestazos y Nathel, el barquero, no llegó a salir de la tienda.A pesar de que perdieron el perro en el ataque, la cosa no fue más lejos de ahí. Además el compañero de Taulak fue matando a los goblins arqueros uno a uno y dejaron de hostigarles desde la distancia. Finalmente se impusieron y sólo un trasgo y un wargo escaparon con vida. Les sorprendió lo fiero del ataque pues, como dijo Nathel, generalmente los trasgos son más cobardes.Al día siguiente continuaron en la barca por el lago a medio congelar. El viento soplaba frío y con ganas, así que tuvieron que cubrirse con las pieles que Nathel tenía en la barca o morir en ello. A mediodía divisaron, en la costa, un grupo de soldados que por sus blasones les pareció que eran vasallos del Conde de Tintagael, así que se acercaron. En efecto se trataba de tropas amigas lideradas por un caballero segundón llamado Sire Dave, un hombre rubio un poco regordete de ojos saltones que los trató con el respeto que merecía el anillo de Lady Enna. De hecho los soldados viajaban con una carreta, y como días antes les había dicho el propio conde se había quedado allí para recuperar lo robado por Kurz y sus hombres el día del encantamiento de sueño. Permitieron que Enoch revisase las cosas de los arcones para asegurarse de que la caja de sueño no estaba allí, aunque curiosamente encontró un medallón de la Hermandad de la Mano, una sociedad de magos no secreta pero casi que proviene de las lejanas tierras de Westerre, al oeste de Draak. También estaba su ópalo blanco que se había dejado robar a drede. Y no. Los soldados, de paso, les contaron que algún animal había devorado los restos de los bandidos y que habían tenido que tirarlos al lago. Aparte, uno de los bandidos estaba vivo y había prendido fuego al campamento, pero no habían conseguido capturarle. Empezaron a temerse que el conde Rivery no había conseguido matar a Kurz, así que decidieron despedirse de los soldados y del barquero y acercarse andando a la isla puesto que toda la manga oeste de la misma estaba congelada y era por donde habían pasado los soldados con la carreta.Por si acaso el bandido estaba vivo y podía verlos desde algún lugar de la isla, esperaron a que anocheciese en las inmediaciones del Bosque del Arciano. Al caer el sol cruzaron las casi dos millas de hielo que separaban ambas costas y fue en ese momento en el que Enoch empezó a encontrarse mal a causa del frío. Hicieron noche en la isla y tuvieron que encender un fuego o el mago se les moría. Por la mañana, algo después del alba, divisaron una figura que les espiaba desde la colina. Corrieron a ver quién era y descubrieron horrorizados que se trataba de una mujer leprosa. Al parecer quedaban muchos en la isla que se morían de hambre. Algunos años atrás los clérigos de la abadía les llevaban comida y los cuidaban pero ahora tenían que sobrevivir por ellos mismos y a veces era difícil. La mujer, tímidamente, les contó que había un hombre en las ruinas y que con él vivía un oso, que tuviesen cuidado. Por la descripción pareció que efectivamente era Kurz. Cuando mencionaron al conde la mujer se asustó y se fue, y ya no volvió a hablar con ellos. Diana, eso si, le dio toda la comida que llevaba encima.Caminaron al norte hasta las cercanías de la abadía. Había un poco de niebla en el lago a ras del hielo, pero se podía ver y caminar. Se acercaron Taulak y Jon primero, tratando de llegar rápido, pero se distrajeron al encontrar el agujero donde los soldados habían tirado los cadáveres de los bandidos. Había muchas marcas de pasos y la propia carreta. Luego Diana y Enoch se les acercaron corriendo y por fin los cuatro entraron en la abadía abandonada.El lugar era inhóspito y solitario, bien construido pero abandonado, quizás de forma prematura. Los techos de piedra eran altos y hacía bastante frío dentro aunque menos que fuera. Empezaron a explorar el lugar guiados por el misterioso mapa cuyo autor ignoraban. De hecho empezaban a preguntarse quién y en qué momento era el autor de dicho mapa. Encontraron los restos del campamento de los hombres de Sire Dave y luego, cuando entraron en uno de los atrios, el familiar de Taulak desapareció de repente.Escucharon de repente a Kurz que les gritó que se marchasen de allí. No le hicieron mucho caso y cuando avanzaron el bandido empezó a usar magia contra ellos, esferas de fuego principalmente, que hirieron a varios. Con él, además, había un gran oso que les atacó. Lucharon en el atrio y Kurz no tuvo demasiada fortuna y acabó perdiendo la vida junto a su oso.Al lado de donde estaban había un raro pozo con signos zodiacales escritos en losas de piedra. Dio la impresión de que el familiar de Taulak había entrado por allí. Al morir Kurz dio la impresión de que algún tipo de encantamiento llegó a su fin y el pozo en cuestión de unos pestañeos desapareció. Las piedras y alrededores tenían el aspecto de que el pozo no había estado allí jamás. La druida se puso muy nerviosa en ese momento y empezó a gritar e incluso culpó al mago de lo sucedido con su familiar. Diana y Jon miraron en la iglesia y en el patio en busca de algo, sin la menor fortuna. El cuerpo de Kurz quedó muerto en el patio con la mirada muerta en el techo pero su oso, curiosamente, desapareció junto al pozo. En el cadáver encontraron un medallón y la mismísima Caja del Sueño que estaban buscando. Además, el bandido llevaba unas monedas y una llave vieja.Mientras la druida se quedaba tratando de asimilar lo que había pasado, fueron a explorar el resto de la abadía. En otro patio encontraron el que había sido el campamento de los bandidos, destrozado y lleno de sangre seca y congelada. Jon, con sus conocimientos de rastreo, dedujo que alguien que estaba atado había roto las cuerdas con una gran fuerza y había destrozado a los bandidos. Esa misma persona, descalza, había huido por el lago congelado, donde se perdían las huellas. Aparte de eso, no encontraron más.Enoch se sentó un rato a observar el mapa y tratar de deducir dónde podía haberse escondido Kurz mientras los soldados estaban allí y, de paso, de dónde podía ser la llave. Buscaron, y acabaron por encontrar un pozo en la cocina que tenía una portezuela en la que, felizmente, encajaba la llave. Dentro encontraron un cubículo donde bien podía caber una persona y, además, había un cofre. En dicho cofre un libro -que parecía de conjuros-, un manojo de cartas, una bolsa de monedas y varias pociones en botes de cerámica polvorientos. Enoch lo metió todo en su zurrón mágico para examinarlo una vez regresados al castillo.Para volver pensaron que sería buena idea apurar el paso y alcanzar a los hombres de Sire Dave. Para llegar antes Enoch conjuró unos corceles y cabalgaron hasta las colinas costeras donde debían estar los soldados. Los encontraron al atardecer y se sumaron al campamento, mucho más seguros que viajando solos. La travesía fue lenta, eso si, y fría. De hecho se perdieron el Día del Cerdo, el 11 de Noviembre, lo cual desanimó un poco a los soldados. Casi una semana después, el martes 16 a mediodía, llegaron al castillo de Tintagael donde les esperaban algunas noticias. |
Tintagael
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Partida #16 "La misteriosa nota de Inman"Pese a que aquel martes habían llegado a salvo al castillo, eso no significaba que el camino no hubiese tenido sus percances. Aparte de que el mago tenía una pulmonía y Jon un fuerte dolor en la mandíbula, cuatro o cinco días atrás Enoch se encontraba en la carreta inspeccionando las cosas de Kurz cuando se puso a leer el contenido del libro que, para su horror, parecía forrado en piel humana. Le llevó un rato entender que el grimorio entero se trataba de un sólo conjuro de archimagia. El mago, desconocedor de los peligros que ésta albergaba, curioseó las propiedades del conjuro para descubrir que se trataba de un conjuro que abría un portal a Otro Mundo. Sin embargo el conocimiento le pudo salir caro puesto que tras la lectura perdió el sentido y empezó a sangrar por la boca y las orejas. El grupo se asustó mucho, sobre todo Diana. El mago tardaría un día entero en despertarse.Cuando llegaron a Tintagael por fin pudieron calentarse. Los recibió Gabriel y su padre Aldric, que pareció no alegrarse especialmente por la vuelta del svardo Jon. Los soldados y el caballero Sire Dave se despidieron de ellos y se escucharon campanadas en el castillo que anunciaba a los escuderos y segundones de otros feudos que el botín robado había regresado sano y salvo. El castellano, Sire Random, anunció que a última hora de la tarde se procedería al reparto de lo perdido. En la Torre del Homenaje se encontraron con Lady Enna, que se alegró también por el regreso del grupo al completo y porque le adelantaron que la visita a la Isla de los Leprosos había sido un éxito. Les citó para más tarde para darles tiempo de asearse, pero en cuanto llegaron a la Torre del Bajel la primera noticia les sorprendió: la cabra Milanah se había convertido de nuevo en persona justo delante del pobre Pedrus, que se asustó mucho. Todos salvo Enoch (que se encontraba fatal) se fueron al Bosque de Dioses a ver qué pasaba con la losa grabada. El mago, a pesar de su malestar, pudo bajar a la habitación que estaba bajo la biblioteca. Encontró con facilidad la puerta que Lady Enna le había encargado investigar, una puerta bañada en pan de oro y decoraciones vegetales variadas. Sobre la puerta podía leerse con claridad "Ati hellas Nubis baalza" que significa, traducido del Vilonio Antiguo: "Todo infierno nació en este mundo".El castillo estaba medio nevado por aquel entonces y aunque los mozos mantenían los patios limpios de hielo, no era tan fácil caminar por el empedrado frío. Llegaron al Bosque en el que caían pequeños copos de nieve levantados por el viento, reinaba un gran silencio en el lugar. Estuvieron un rato inspeccionando la piedra que parecía haber sido movida. Taulak, que había llegado la primera, incluso había estado dando espadazos a la puerta. También gritaron e hicieron ruido de forma que acabaron por llamar la atención de las criadas de la Torre del Lobo y del propio señor, el Conde Rivery, que según parece les estuvo observando desde lo frondoso del Bosque de Dioses tratando de averiguar qué hacían. Parecía que el Conde se encontraba de buen humor aquel día, de forma que no les insistió mucho para que le constasen lo que hacían. Es más, les invitó a sentarse con él en la cena. Después de haberse ido, Diana estuvo hablando con la jefa de las cocinas, una mujerona llamada Clara, que le regaló un canasto de pasteles de lamprea como agradecimiento por haber acabado con el perro de sombra, días atrás.Como habían quedado en hablar con Lady Enna regresaron Jon y Diana. Por el camino, el párroco Eustaquio les vio pasar y pidió un nuevo donativo a Jon, algo como lo que había dado días atrás -una fortuna-. El svardo le ignoró y aún les dio tiempo de asearse un poco y bajar con Enoch a hablar con la hermana del conde. Cuando hablaron con ella le contaron en detalle lo que habían visto en la isla. De hecho Diana aprovechó para mencionarle la situación de los leprosos que estaban muriendo de hambre y Lady Enna prometió enviar algo de ayuda. La chica, quizás al ver que podía confiar más en ellos, les contó algo más acerca de su hermano. El mago Ordinus había sido traído al castillo para tratar de curarle y había estado largo tiempo haciendo pruebas. Se enteraron entonces que el mago había sido asesinado accidentalmente por Rivery. No se sabía mucho de lo sucedido salvo que el mago había sido descuartizado. Cuando la joven contó que su hermano sufría cambios en las noches de Seluna llena todos pensaron que podía tratarse de un hombre lobo. La noble les encargó pues la misión de que curasen a su hermano de lo que fuese que tenía. Sin embargo tras esas revelaciones (también se enteraron que la habitación del estudio del mago estaba pensada para encerrarle en "esas noches") Lady Enna les contó que, de todos modos, había algo urgente que había llegado por paloma mensajera al castillo el día anterior. La nota decía:"Es de importancia capital que hable con Diana de Targos lo antes posible. Esperaré en la posada del Lobo Blanco en Artoin" Firmado: InmanInman, según sabían Enoch y Diana, era el Consejero Real de Akenar. Enoch también lo conocía por su renombrada fama de mago e incluso pocos años antes había hablado con él en alguna ocasión, en alguna fortuita visita a la Torre de las Tormentas en la ciudad. El mago pertenecía a la Orden de la Estrella (comúnmente conocida como Orden de Magia, cuyos miembros hacen el Juramento que les impide mentir). Lady Enna les dijo que su difunto padre, Lord Anthony, tenía una deuda de sangre con el mago de forma que cualquier cosa que necesitasen para acercarse a Artois -dinero, víveres, caballos- sería provisto por ella. Aceptaron el generoso ofrecimiento. Tras eso se volvieron a la Torre del Bajel.Entretanto Taulak seguía en el Bosque de Dioses tratando de llamar la atención de Milanah. Se pasó más de una hora dando golpecitos en la puerta de piedra y cuando parecía que eran en vano la anciana apareció entre las hojas pidiéndole que por dios parase que no la dejaba dormir tranquila. Hablaron un rato y Milanah se mostró arisca y le contó a la druida que pensaba dedicarse a hacer el mal en el castillo y que, en realidad, ella era una bruja. Discutieron un poco, en especial cuando Taulak le preguntó por su familiar perdido y la bruja le dijo que se trataba de un diablo invisible, un peligroso compañero que la acabaría matando tarde o temprano. Taulak no la creyó demasiado. Tras eso la bruja le recomendó que se olvidara de ella y la dejase en paz. Cuando Taulak le espetó que tenía una deuda con ellos las bruja pareció irse pero en el último instante sacó un silbato de hueso de una bolsa que llevaba bajo la manta -aparte de eso iba desnuda y descalza- y le dijo a Taulak que si alguna vez necesitaba ayuda que soplase el instrumento y recibiría ayudada. Sólo una vez.De hecho Jon, Diana y Enoch recibieron una visita de la bruja muy poco más tarde. Milanah durmió al pobre Pedrus y les esperaba en el salón. Habló con ellos y les dijo que quería saldar la deuda, así que viendo la enfermedad del frío que tenía el mago le dio un extraño bebedizo de ojos de sapo -según dijo ella- para que durante un año no pudiese padecer enfermedad alguna. El mago se curó al beberlo pero no imaginaba la nochecita que iba a pasar. Jon pudo elegir entre un objeto o información de interés. Eligió la información y la bruja le reveló que él había dejado de ser humano -aunque no se diese cuenta- y que se había convertido en un monstruo. No le contó más, a pesar de la insistencia del svardo. A Diana le dijo que le concedía el uso de la Espada de Callandor (palabra que en vilonio significa "espada brillante") durante un día. Para eso tendría que acercarse a un lugar con agua y llamarla (lo cual le hizo pensar a Diana que aquella vieja bruja era efectivamente la Dama del Lago de las viejas leyendas). La paladina intentó negarse a aquel presente y pedir a la bruja que curase al conde Rivery, pero la anciana le dijo que eso no estaba en su mano, que sólo un hombre en concreto podía hacer eso. Sin decir quién, se marchó saltando por la ventana al abismo.Tras la visita, Enoch subió al estudio a investigar sobre la extraña máquina de Ordinus. Había notas por doquier así que no tardó en averiguar que era una máquina con efectos poco predecibles, destinada a la curación por un método muy poco ortodoxo: creando una copia del enfermo, pero sano. De todos modos su uso era más que arriesgado. También tuvo un rato para revisar las notas de Kurz y dejar las pociones sobre el escritorio para no olvidarse de inspeccionarlas más tarde -de hecho allí se quedaron:"De Ordinus el
Mago
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Tintagael
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Partida #17 "Malas noticias"El viaje a Artois empezó de forma tranquila hasta que el enano Belgo se puso a indagar en la vida de todos y cada uno de los componentes del grupo. Fueron tres jornadas de aguantar al enano hablando sin parar y preguntando y malmetiendo aquí y allí. En cualquier caso mereció la pena ir con los caballeros puesto que el segundo día escucharon un cuerno en lo frondoso del Bosque de Canda, mientras avanzaban por la via imperial, y todo el grupo se puso nervioso por la amenaza de los bandidos. Pero como eran muchos y estaban armados, no los atacaron. Entre los soldados escucharon la historia de uno que contó que no muy lejos de Cruce Santo un primo suyo había capturado un gnomo, en las Colinas de los Duendes, y le había obligado a darle su caldero de oro.Al tercer día llegaron a la ciudad y se despidieron. Jon iba preocupado porque en esos días de frío mientras todos se arropaban en sus capas de viaje y sus mantas, él no sentía nada apenas. Pronto sus peores miedos se verían confirmados de sobra.
La ciudad, a la que llegaron el sabbat 20 de Noviembre con todavía las dos lunas nuevas, se encontraba cubierta de escarcha y con el río ya a medio congelar. Buscaron la posada del Lobo Blanco con ayuda de un muchacho lugareño. El local era un mesón de viajeros burgueses, hombres ricos y bajos nobles, por el aspecto de sus caballerizas y la ropa más o menos limpia de sus mozos. Allí, en efecto, les esperaba Inman, Consejero Real de Akenar.El mago quería hablar con Diana. Había viajado desde la lejana Akenar para verla y contarle una historia, pues la necesitaba para hacer algo de importancia vital para el Orbe. Les contó que el mundo estaba amenazado desde hacía tiempo por una presencia ajena al mismo, el Señor del Caos, que llevaba una temporada caminando entre los mortales y haciendo que el orden natural de las cosas se tambalease. Recientemente la reina Nanya y un grupo de héroes habían conseguido capturarle en una prodigiosa hazaña (pues no se le podía matar) y recluirle en una isla cerca de Atolón. Inman estaba preocupado porque sabía que el Señor del Caos tenía numerosos secuaces, clérigos y seguidores que intentarían rescatarle de su reclusión, y quien les lideraba no era otra que la hermana gemela de Diana, una mujer llamada por muchos nombres pero originalmente conocida como Eleanor.Los padres de Diana nunca le habían hablado de que tuviese una hermana y menos una gemela. Recibió la noticia como un puñetazo en el estómago y más cuando el mago prosiguió. Eleanor había sido separada de Diana y educada en la senda del Caos. Dominaba la brujería, las malas artes, el asesinato y el engaño. Lideraría, sin duda, el rescate de su Señor. De hecho lo estaban fraguando en su guarida, donde preparaban un pequeño ejército del Caos para responder con contundencia. Inman necesitaba que fuesen allí, entrasen y matasen a todo el que encontrasen, en especial a Eleanor.Según la Regla de Simpatía en la magia dos gemelos comparten conjuros de protección y salvaguarda. La guarida de los secuaces del Caos estaba protegida por una salvaguarda muy poderosa urdida por trece hechiceros. Ni siquiera Inman podría atravesarla sin morir; pero Diana si, pues era gemela de su hermana que, sin duda, estaba excluida de la protección. Inman los transportaría allí y ella "abriría la puerta" al grupo para poder entrar y causar el mayor daño posible.Todo eso no tendría sentido si Diana no accedía a ayudar, claro. Les dio hasta la mañana para decidirse. La paladina bajó a beber al mesón, impactada por las noticias.Enoch, aparte de todo, estaba emocionado de ver a un gran mago frente a él. Tenía muchas preguntas que hacerle pero hablaron brevemente sobre el Archimago Ranh Merion (y la traición del Conjuro de Almas) e Inman le recomendó al joven que fuese más cauto a la hora de tratar con magos, incluso aunque fuesen de la Orden de Magia (que no pueden mentir, pero si tergiversar). Inspeccionaron también la Caja de Sueños, que Inman abrió lo cual hizo perder el sentido a Enoch por más de una hora. Como se trataba de un objeto de otro mundo, Inman decidió quedárselo pues era peligroso, Enoch -una vez despierto- accedió.Más tarde vino Jon con sus dudas. Le hablaron de la extraña máquina de Ordinus, que había sido considerado un loco entre los magos por sus extraños experimentos, según pudieron saber. Inman demostró a Jon de una manera drástica que el día que se había "duplicado" fue el Jon original el que desapareció más tarde. El que había quedado no era humano sino un cambiaformas, también llamados dopplegangers, unas criaturas ancestrales originalmente creadas como guardianes de magos que se descontrolaron y se desperdigaron por el mundo. Sus habilidades son muchas pero la más conocida de todas es la de alterar el aspecto. No poseen órganos sino una masa gris uniforme, de manera que no pueden morir de un flechazo en el corazón o de un golpe en la sien, como la mayor parte de las personas. Eso si, la mente de los cambiaformas, a pesar de ser conspicua, tiende a ser malvada y no es raro encontrarlos sirviendo como asesinos o robando y matando a viajeros en lugares insospechados -los pocos que quedan, pues los cambiaformas no se pueden reproducir, por fortuna-. Habría que estudiar, añadió Inman, si la mente del doppleganger acabaría por dominar a los recuerdos de Jon. Le aconsejó al svardo y a Enoch que estudiasen el asunto tras el ataque a los seguidores del Caos, si es que Diana aceptaba.Tras el disgusto a Jon, vino Taulak a preguntar por su familiar desaparecido. Inman le dijo que probablemente no volvería a verlo nunca más puesto que esos pozos como el que vieron eran puertas al Otro Lado que últimamente se habían abierto por doquier, y eso estaba relacionado con la presencia en el Orbe del Señor del Caos. Tarde o temprano uno de esos pozos dejaría pasar algo que no le gustaría a nadie, criaturas, demonios o cosas peores. Debían tener éxito o todo estaría pedido. El mago lamentó contrariar a Taulak pero aquella era la verdad.Así que al caer la noche sobre la posada del Lobo Blanco todo eran malas noticias e incertidumbres. Al menos habían deducido que Inman conocía a la nueva reina de Akenar, una niña llamada Lady Nanya, de la que apenas tenían noticias puesto que ellos habían pasado el último año viajando a la Torre del Dominio y las tierras de Erk, ahora miles de millas al oeste. |
Artoin
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Partida #18 "Las alcantarillas del Caos"Aún antes de que acabase la noche Diana
se acercó a la habitación de Inman a que le hablase de lo que sabía de
su recién descubierta hermana. Estaba algo ebria así que el mago no le
dio demasiada conversación. El resto de la noche fue un
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Artoin
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Partida #19 "Combates en las alcantarillas"La escaramuza con los trollocs en las
escaleras fue atroz. Golpes, sangre y fuego. Aparte de eso apareció un
engendro del caos, una masa informe de carne y tentáculos que estuvo por
comerse a Diana. |
Akenar
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Partida #20 "La batalla entre hermanas"Entraron en la estancia a sangre y fuego, Enoch lanzando bolas de fuego ayudado por la Especia, Diana y Jon aguantando los combates en la puerta y Taulak invocando lobos, fuego y controlando a los elementales de agua que le habían sido concedidos. Atacaron a los guerreros del caos primero, rompiendo el conjuro. Tras eso, combatieron a un Campeón del Caos, a dos veces trece magos lanzando conjuros de sueño y misiles mágicos, guerreros, un asesino que casi acaba con Diana y la propia Eleanor que dio cuenta de los elementales. En apenas un minuto la sala estaba repleta de cadáveres tendidos, sangre por doquier, y sólo quedaba en pie Eleanor que les atacó con las mandíbulas apretadas sabiendo que aunque sólo fuese una, quizás podría acabar con aquel grupo extenuado, Enoch sin poder, Taulak en el suelo, Jon sin poder ayudar y Diana frente a ella... |
Akenar
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Partida #21 "Victoria sobre el Caos"A pesar de ser una contra varios,
Eleanor puso en peligro de muerte al grupo entero. Combatiendo llegó a
tener agonizando a Diana y Taulak, derrotadas. Consiguió incluso que Jon
se rindiese. Fue Enoch el que no lo permitió, derrotándola finalmente
con el último aliento de magia que le quedaba. Muerta la mujer pudieron
salvar a Taulak que, con los poderes otorgados por la bruja, empezó a
hacer que todos se recuperasen. Fue enconces cuando Jon trató de hacerse
con la Joya que llevaba la hermana muerta de Diana. Al tocarla recibió
un chispazo mágico muy fuerte que dotó de vida de nuevo a Eleanor, y
tuvieron que derrotarla por segunda vez. No prevenidos por esto, les
sucedió una tercera vez cuando Taulak intentó hacerse con la Joya por
medio del gato de siete vidas de Inman. Finalmente la Joya escapó usando
el cadáver de Eleanor para caminar y lanzarse a las aguas fecales de la
alcantarilla. Fue así como escapó la Joya del Caos. |
Akenar
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Partida #22 "De
regreso a Tintagael"
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Tintagael
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Partida #23
"Misterioso asesinato en las perreras"
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Tintagael
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Recordatorio PNJs
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Tintagael |
Partida #24
"En las puertas de la muerte"
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Tintagael
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Partida #25
"Una semana tranquila en Tintagael"
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Tintagael
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Partida #26 "La caza"
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Tintagael
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Partida #27
"La carta de Morgase"
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Tintagael
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Partida #28
"Preparativos para viajar al norte"
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Tintagael
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