Melkor Alaen
Raza: Alto elfo
Tiradas base:
Melkor nació en el año 882 AD (hace 200 años exactamente) en Torre Blanca,
capital del Reino Faérico de Myrl. Su padre, Carol Alaen, es clérigo de Corelion
y además podía realizar milagros por lo que era muy apreciado en la Corte,
siendo requerido alguna que otra vez para aconsejar en asuntos espirituales al
propio Rey Mirlo. Su madre, Leandra Alaen, es paladina de Corelion y no paraba
mucho en casa yendo a combatir con los kernios al sur del mitago. Cuando
Melkor era pequeño trajeron a casa a su prima Lili, que había quedado huérfana
tras la muerte de sus padres en circunstancias poco comunes al haber sido
asaltados por un grupo de orcos. Lili se convirtió poco tiempo después en una
hermana para Melkor. Con el tiempo Lili fue una arquera excelente, muy superior
a Melkor, y no dejaba de meterse con él por su falta de puntería. Sin embargo en
lo que eran juegos de azar parecía que Melkor siempre ganaba, era como si éste
supiera de antemano lo que saldría en los dados o la mano que llevaba otro en el
juego de naipes. Finamente llegaron los sueños... Cada sueño que tenia era como
una premonición, que si tal moriría de una enfermedad o de un accidente o que si
cual lograría una gran victoria en el campo de batalla o si alguien desaparecía,
él sabia encontrarlo de formas poco ortodoxas. Estos sueños cada vez eran mas
frecuentes lo que empezó a preocupar a Carol. Con unas sencillas pruebas dedujo
que su hijo tenia potencial para la adivinación y a pesar de su educación en los
principios de Corelion y con el sueño de que siguiera sus pasos decidió que tal
vez Melkor se podría iniciar en las Artes Arcanas y ayudar de forma distinta a
los demás.
En la Escuela de Hechicería pronto empezó a destacar. Aprendió el uso de la
Magia y por sus habilidades innatas se decantó por la Adivinación. Después de
unos años de trabajo, estudio y sacrificio tuvo el sueño que nunca esperaba
tener. Vio claramente casi como si estuviera allí la muerte de su prima Lili, lo
cual le llenó de dolor. A pesar de estar convirtiéndose en un poderoso mago no
podía hacer nada por sus seres queridos. Parecía que su poder no era suficiente
para proteger a su familia así que decidió a hablar con su Maestro para que le
aconsejara. Éste le dijo que en la escuela no aprendería mas y que era mejor que
dejara Myrl y que emprendiera la búsqueda del poder que parecía ansiar. Melkor
decidió entonces abandonar el mitago. Estudió algún libro de geografía,
de política fuera de Myrl y también decidió seguir el conejo de su Maestro
acerca de un poderoso adivino que vivía en las lejanas tierras de Ala´I, un tal
Nystul.
Miles de leguas, caballos, barcos, mas caballos... Finalmente llegó a las
Tierras de los Aromas, Donde los hombres realmente no olían tan mal o distinto a
los que había conocido. No le extrañaba que los hombres vivieran tan poco, con
toda esa porquería... Y si un caballo le parecía incómodo, no digamos cuando
conoció a los camellos. Se unió a una gran caravana que se dirigía a Mirra. Al
llegar busco acomodo y pidió audiencia con el Adivino del Califa, Nystul. Tuvo
que esperar varias semanas para ser recibido, pero finalmente lo conoció.
Después de tantos meses de viaje entre hombres de todo tipo, éste le pareció el
peor de todos. Era un hombre mezquino que utilizaba la magia para enriquecerse
él mismo y aumentar su poder político. Sabia que de él no podría aprender nada
bueno así que educadamente se despidió tras una charla inútil. En fin, pensó,
aun hay muchas tierras al sur. Cuando ya estaba casi decidido a viajar a Sigia,
la noche antes de emprenderlo tuvo otro sueño premonitorio. En el lejano bosque
de Yvonesse, sus habitantes corrían un peligro extremo. Pudo ver como unas
hordas de Svardos, comandados por el Rey Demonio Oonegith invadían el bosque y
lo que es peor, vio como robaban la Luna de Corelion, uno de los objetos
mas sagrados de su religión. Debía avisarlos. Sin mas dilación por la mañana
salió hacia Yvonesse. Gracias a Corelion su padre había sido generoso con su
regalo de despedida y podía financiar sus viajes sobradamente. Hasta pudo
permitirse comprar algunos materiales que se requerían para su magia, algunos
muy simples y otros mas caros como las perlas. Nunca encontró su preciada Bola
de Cristal que deseaba con ansias. Así después de otros tantos meses llego a
Akenar, según los humanos la ciudad mas grande del Orbe. Allí pudo conocer la
Bóveda de Los Elfos de Akenar y gracias a ellos a Giles Wolpe un mago de la
Escuela Palatina. Por él se enteró que su viaje había durado demasiado y que
Oonegith se había asentado en el norte del bosque. Además también supo que la
Luna de Corelion había sido destruida y que los responsables de ello se
dirigían hacia el bosque. Obviamente Merlok necesitaba respuestas de los
responsables de ese acto tan impío. Decidió partir hacia Yvonesse. Una noche
soñó con un caballero enfundado en una poderosa armadura, acompañándolo iba una
dama elfa, un viejo y un niño. Además con ellos iba otro elfo que por su pose
parecía alguien importante. tal vez un noble o un príncipe y también supo que
moriría pronto. También vio una ciudadela en medio de los bosques y supo que
debía dirigirse hacia ella.