oth, Islas de


Su alteza, el señor de la guerra Karkos, siervo de Assur.
Capital: Barad Soth (21.000+).
Población: 21.500+
Etnos: 60% kernios, 40% otros
Recursos: Agua, frutas exóticas, coral.
Idiomas: Kernio, ilko.

Muchos llaman a éstas las Islas de los Lagartos, no sin razón. Son ya varios los intentos de conquistar estas tierras por parte de los kernios, y tres las estirpes que fueron aniquiladas en ellas.

Se trata de islas de aspecto extraño, con bosques frondosos y agua dulce en abundancia, ricas en árboles frutales, manatiales, cataratas y largas playas de aspecto cálido y tranquilo. En el interior de dos de estas islas, sin embargo, se divisa una hilera de montes que cierran un cráter. En una de las islas dicen que alberga un inmenso lago, aunque en ambos casos se trata de cimas escarpadas de difícil acceso, sólo se puede cruzar por las numerosas grutas que existen en sus laderas boscosas.

Pues bien, aunque las playas y la costa en general son buenos lugares para ser habitados, el interior está poblado por una extraña raza de hombres lagarto, feroces enemigos de cualquier extranjero en sus islas. Los kernios, sorprendidos y maravillados por esta raza en un primer momento, fueron masacrados sin cuartel en sus primeros emplazamientos, y hasta el último hombre tuvo que salir de la isla no sólo en esa ocasión sino en dos más. Hace cinco años el Rey de Kernia concedió el honor de conquista a Karkos, un señor de la guerra conocido por su astucia y admirado por sus hombres, que se asentó en una de las islas y se apresuró a construir Barad Soth, un enclave costero difícil de atacar por tierra, un puerto y tres fortalezas más. En los dos primeros años se llegó a pensar que el enemigo había desaparecido, hasta que una tarde de verano una de las fortalezas cayó fugazmente en manos de los hombres-lagarto, que volvieron a desaparecer hasta que, el año siguiente, atacaron el puerto y otra de las fortalezas. Karkos, esmerado en reconstruir el puerto y en reponer la fortaleza, difundió el rumor –dicen que es cierto- que las ciudades de los hombres-lagarto, ocultas por la jungla, poseen cúpulas de oro y cinc, grifos de plata y sedas en las ventanas. Lanzó a todo el Mar de Sargos la llamada del guerrero, todo aquel mercenario que acuda a las Islas Soth y combata a los hombres-lagarto, tendrá su botín. El pasado verano casi seis mil mercenarios viajaron a las islas, poco quedó de ellos.

El principal enclave de la isla, Barad Soth, está fuertemente protegido por guerreros kernios, arqueros, exploradores y soldados de infantería. Los bosques selváticos de la isla hacen inútil el uso de caballería, que ha sido descartada. Los hombres-lagarto suelen atacar en gran número, por lo que se han construído armas de asedio defensivas en las murallas de Barad Soth, según las antiguas costumbres defensivas vilonias.